jueves, 1 de diciembre de 2016

Acoso Escolar: Se rompió el silencio




Ante el Acoso Escolar no podemos quedarnos callados. Bajo esta premisa enfocamos nuestro ‘Encuentro con… María Jesús Franco Domínguez’. La Psicopedagoga y Logopeda del centro protagonizó una nueva edición de nuestro evento más icónico. Tristemente, el aumento de esta problemática en las aulas ha ocupado titulares en los últimos tiempos. De ahí que desde CIPSA nos planteáramos la necesidad de implementar una campaña de sensibilización y prevención, que lleva a miembros de nuestro equipo por diferentes centros educativos de la región. La cita mensual en el Espacio Fraile y Blanco, con Jesús Mazón de anfitrión, era el complemento perfecto para reflexionar sobre los frentes y protagonistas de esta compleja situación. No quiso faltar a la convocatoria la Directora General de Política Social del Gobierno de CantabriaChabela Méndez. No perdió detalle del vídeo introductorio ni del desarrollo de la charla/entrevista entre María Jesús Franco Domínguez y Ángela Carrera Camuesco, Psicóloga Clínica y Directora de CIPSA. Precisamente esta última recordó que «hace ya unos quince años quise poner en marcha algún programa sobre el Acoso, pero no cuajó». Por su parte, su compañera tomó la palabra para defender que «es hora de tomar conciencia. Ya es el momento, hay cifras alarmantes y ha sido un resorte para que se diga ¡Stop!». Eso sí, quiso remarcar que «la Consejería de Educación de Cantabria es de las que más se preocupa por el tema».

Antes de entrar en más consideraciones, María Jesús Franco Domínguez explicó cuáles son los tres criterios que identifican una situación de Acoso Escolar, según los parámetros de los responsables educativos. Es necesario que se den a la vez y estos serían:

  • Que la víctima demuestre que el maltrato sufrido por el agresor, éste lo hace con intención de hacer daño.
  • Que esa agresión se demuestre que la víctima viene sufriéndola desde hace tiempo.
  • Que se demuestre que el agresor hace abuso de autoridad. O bien es un alumno que maltrata a su víctima, de cursos inferiores, o que el acoso tenga que ser en gran grupo frente a una persona.

Retomó su discurso reflejando que «a día de hoy, donde más se da el Acoso Escolar es en Tercero de Primaria. Las víctimas empiezan a padecer en Primero y ya hay casos en Infantil». «Pensamos que el bloque mayor de acoso está en la adolescencia, pues no, es donde menos denuncias hay, a nivel estatal. Se defienden ellos solos», añadió. Y poniendo cifras sobre la mesa, «a nivel nacional hay 400.000 casos reconocidos, al año, de Acoso Escolar». Sin duda, es importante atajar esta realidad, por eso «en CIPSA hacemos un trabajo de intervención, tratando a la víctima y al maltratador. La medida que se está tomando es traslado de centro» y, en su opinión, es un error. Y en caso de pasar por alto el problema, las consecuencias llegarán, antes o después. «Cuando una persona maltratada no es intervenida se convierte en un maltratador en potencia y mucho más cruel», dijo. Quiso recalcar que «el Acoso Escolar es un maltrato. En las convivencias es normal que haya conflictos, pero si es escolar se hace públicamente», por el ámbito, no así en el punto de agresión. «El maltratador se encarga de que no le vean, de buscar ángulos muertos», reseñó.

SENSIBILIDAD CERO. Según Ángela Carrera Camuesco se da un fenómeno preocupante entre los pequeños y adolescentes, «al estar tan expuestos a violencia… El cuerpo cuando le das mucho una cosa se habitúa, hay una desensibilización». Lo peor es que en el camino se producen episodios incomprensibles de agresiones, que unos callan por temor y otros perpetúan. «No hay que tener miedo, hay que hablar, no hay que tapar. En casa no educamos bien a los hijos, se utiliza mucho el insulto», matizó María Jesús Franco Domínguez. Explicó que «el maltrato de género lo proyectamos en edad adulta» y al referirse a las prácticas concretas de acoso comentó que «los chicos utilizan más las amenazas», mientras que «las alumnas acosan con maltrato psicológico». Aunque reveló que «cada acosador tiene su sello de identidad. Muchas veces empieza por envidia. Ve en la víctima cualidades que no tiene». Indicó que «hay un 20% de los acosadores que manifiestan no saber por qué son violentos» y su planteamiento es directo «hay que aislar al maltratador. Los chavales saben que si se hace, deja de haber violencia. Pero no lo hacen porque tienen miedo».

La Psicopedagoga y Logopeda de CIPSA preguntó «¿quién se pone en la piel del acosado?», y siempre que tiene ocasión traslada la misma cuestión a los escolares con los que tiene ocasión de trabajar el tema del ‘Bullying’. «Los estudiantes creen que siente tristeza, que se siente solo, que nadie le apoya», dijo. Y es que, según comentó, «a día de hoy se está trabajando, sobre todo, con la víctima. Y se pregunta ¿qué hago yo?», al verse envuelta en esa situación violenta. «Lo que más me preocupa es que la víctima se siente culpable. Muchos adultos que lo han sufrido siguen sin superar ese trauma», añadió. Y valoró el coraje de los más pequeños. «Cuando los mayores sufren ‘mobbing’, en el trabajo, se cogen una baja. Los chavales son unos valientes, tienen que ir a clase».

¿Cuándo se enciende el piloto rojo frente a una situación de Acoso Escolar? «El propio colegio o profesor que viera un indicio de maltrato debiera activar el protocolo de intervención, pero suelen ser las familias». Y, aunque se tienda a vincularlo sólo a las clases y al patio, «se considera Acoso Escolar el que se da en cualquier actividad que se programa desde el propio centro», incluidas extraescolares. Donde se pierde el foco y va en aumento es a través de las nuevas tecnologías. «El ciberacoso lo agrava mucho más. El maltrato sigue a través de las redes. Tenemos que educar con sentido común», indicó María Jesús Franco Domínguez. En su opinión, «los chicos son reflejo de nuestras contradicciones e incoherencias». Fue entonces cuando acotó su discurso sobre las familias. Reflejó que los padres de las víctimas «pasan por un proceso. Primero sufren mucha angustia, luego se les desata agresividad, por impotencia. Nosotros calmamos las aguas». La experiencia demuestra que «se sienten responsables. Están abatidos por enterarse de que su hijo ha estado sufriendo», volviéndose «obsesivos y controladores». En el otro lado, «a los padres les cuesta muchísimo reconocer que su hijo es un maltratador. Se rompen. Es un choque y muchos sienten culpabilidad».

¿QUÉ LE PASA A MI HIJ@? En cuanto a la sintomatología, «es más fácil detectar en niños más pequeños. Normalmente no quieren ir al colegio. Es uno de los indicios más significativos». «Las víctimas se aíslan, tienen pesadillas nocturnas. Si son adolescentes cambia su carácter». En ese caso, «se puede hablar con ellos, pero sin interrogar», compartió la entrevistada. «Desde CIPSA no queremos alarmar, sí informar sobre la realidad del Acoso Escolar», afirmó rotunda. Y concluyó su intervención tendiendo una mano a los adultos que un día fueron niños acosados, como más de uno reconoció en el tiempo de micrófono abierto. «Se puede intervenir, tengamos la edad que tengamos, en las secuelas psicológicas del Acoso Escolar». Algo que secundó Ángela Carrera Camuesco defiendo que «la prevención sí, pero el tratamiento es urgente, hay muchos suicidios». Ojalá que haya reacciones políticas y sociales para acabar con finales tan trágicos. Con lágrimas y silencios sin justificar.

Y así, cerramos nuestro capítulo de encuentros hasta enero, cuando sorprenderemos a todos el último miércoles de mes con la propuesta 'En la mente del asesino: Criminología para principiantes'. ¡Gracias a tod@s y hasta entonces! ¡Feliz Encuentro Nuevo!

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