Ante el Acoso Escolar no podemos
quedarnos callados. Bajo esta premisa enfocamos nuestro ‘Encuentro con… María
Jesús Franco Domínguez’. La Psicopedagoga y Logopeda del centro protagonizó una
nueva edición de nuestro evento más icónico. Tristemente, el aumento de esta
problemática en las aulas ha ocupado titulares en los últimos tiempos. De ahí
que desde CIPSA nos planteáramos la necesidad de implementar una campaña de
sensibilización y prevención, que lleva a miembros de nuestro equipo por diferentes
centros educativos de la región. La cita mensual en el Espacio Fraile y Blanco, con Jesús
Mazón de anfitrión, era el complemento perfecto para reflexionar sobre los
frentes y protagonistas de esta compleja situación. No quiso faltar a la
convocatoria la Directora General de Política Social del Gobierno de Cantabria, Chabela
Méndez. No perdió detalle del vídeo introductorio ni del desarrollo de la
charla/entrevista entre María Jesús Franco Domínguez y Ángela Carrera Camuesco,
Psicóloga Clínica y Directora de CIPSA. Precisamente esta última recordó que
«hace ya unos quince años quise poner en marcha algún programa sobre el Acoso,
pero no cuajó». Por su parte, su compañera tomó la palabra para defender que «es
hora de tomar conciencia. Ya es el momento, hay cifras alarmantes y ha sido un
resorte para que se diga ¡Stop!». Eso sí, quiso remarcar que «la Consejería de
Educación de Cantabria es de las que más se preocupa por el tema».
Antes de entrar en más
consideraciones, María Jesús Franco Domínguez explicó cuáles son los tres criterios
que identifican una situación de Acoso Escolar, según los parámetros de los
responsables educativos. Es necesario que se den a la vez y estos serían:
- Que la víctima demuestre que el maltrato sufrido por el agresor, éste lo hace con intención de hacer daño.
- Que esa agresión se demuestre que la víctima viene sufriéndola desde hace tiempo.
- Que se demuestre que el agresor hace abuso de autoridad. O bien es un alumno que maltrata a su víctima, de cursos inferiores, o que el acoso tenga que ser en gran grupo frente a una persona.
Retomó su discurso reflejando que
«a día de hoy, donde más se da el Acoso Escolar es en Tercero de Primaria. Las víctimas
empiezan a padecer en Primero y ya hay casos en Infantil». «Pensamos que el
bloque mayor de acoso está en la adolescencia, pues no, es donde menos
denuncias hay, a nivel estatal. Se defienden ellos solos», añadió. Y poniendo
cifras sobre la mesa, «a nivel nacional hay 400.000 casos reconocidos, al año,
de Acoso Escolar». Sin duda, es importante atajar esta realidad, por eso «en
CIPSA hacemos un trabajo de intervención, tratando a la víctima y al
maltratador. La medida que se está tomando es traslado de centro» y, en su
opinión, es un error. Y en caso de pasar por alto el problema, las consecuencias
llegarán, antes o después. «Cuando una persona maltratada no es intervenida se convierte
en un maltratador en potencia y mucho más cruel», dijo. Quiso recalcar
que «el Acoso Escolar es un maltrato. En las convivencias es normal que haya
conflictos, pero si es escolar se hace públicamente», por el ámbito, no así en
el punto de agresión. «El maltratador se encarga de que no le vean, de buscar
ángulos muertos», reseñó.
SENSIBILIDAD CERO. Según Ángela Carrera Camuesco se
da un fenómeno preocupante entre los pequeños y adolescentes, «al estar tan
expuestos a violencia… El cuerpo cuando le das mucho una cosa se habitúa, hay
una desensibilización». Lo peor es que en el camino se producen episodios
incomprensibles de agresiones, que unos callan por temor y otros perpetúan. «No
hay que tener miedo, hay que hablar, no hay que tapar. En casa no educamos bien
a los hijos, se utiliza mucho el insulto», matizó María Jesús Franco Domínguez.
Explicó que «el maltrato de género lo proyectamos en edad adulta» y al
referirse a las prácticas concretas de acoso comentó que «los chicos utilizan
más las amenazas», mientras que «las alumnas acosan con maltrato psicológico».
Aunque reveló que «cada acosador tiene su sello de identidad. Muchas veces
empieza por envidia. Ve en la víctima cualidades que no tiene». Indicó que «hay
un 20% de los acosadores que manifiestan no saber por qué son violentos» y su
planteamiento es directo «hay que aislar al maltratador. Los chavales saben que
si se hace, deja de haber violencia. Pero no lo hacen porque tienen miedo».
La Psicopedagoga y Logopeda de
CIPSA preguntó «¿quién se pone en la piel del acosado?», y siempre que tiene
ocasión traslada la misma cuestión a los escolares con los que tiene ocasión de
trabajar el tema del ‘Bullying’. «Los estudiantes creen que siente tristeza,
que se siente solo, que nadie le apoya», dijo. Y es que, según comentó, «a día
de hoy se está trabajando, sobre todo, con la víctima. Y se pregunta ¿qué hago
yo?», al verse envuelta en esa situación violenta. «Lo que más me preocupa es
que la víctima se siente culpable. Muchos adultos que lo han sufrido siguen sin
superar ese trauma», añadió. Y valoró el coraje de los más pequeños. «Cuando los
mayores sufren ‘mobbing’, en el trabajo, se cogen una baja. Los chavales son
unos valientes, tienen que ir a clase».
¿Cuándo se enciende el piloto
rojo frente a una situación de Acoso Escolar? «El propio colegio o profesor que
viera un indicio de maltrato debiera activar el protocolo de intervención, pero
suelen ser las familias». Y, aunque se tienda a vincularlo sólo a las clases y
al patio, «se considera Acoso Escolar el que se da en cualquier actividad que
se programa desde el propio centro», incluidas extraescolares. Donde se pierde
el foco y va en aumento es a través de las nuevas tecnologías. «El ciberacoso
lo agrava mucho más. El maltrato sigue a través de las redes. Tenemos que
educar con sentido común», indicó María Jesús Franco Domínguez. En su opinión, «los
chicos son reflejo de nuestras contradicciones e incoherencias». Fue entonces
cuando acotó su discurso sobre las familias. Reflejó que los padres de las
víctimas «pasan por un proceso. Primero sufren mucha angustia, luego se les
desata agresividad, por impotencia. Nosotros calmamos las aguas». La
experiencia demuestra que «se sienten responsables. Están abatidos por enterarse
de que su hijo ha estado sufriendo», volviéndose «obsesivos y controladores».
En el otro lado, «a los padres les cuesta muchísimo reconocer que su hijo es un
maltratador. Se rompen. Es un choque y muchos sienten culpabilidad».
¿QUÉ LE PASA A MI HIJ@? En cuanto a la sintomatología, «es
más fácil detectar en niños más pequeños. Normalmente no quieren ir al colegio.
Es uno de los indicios más significativos». «Las víctimas se aíslan, tienen
pesadillas nocturnas. Si son adolescentes cambia su carácter». En ese caso, «se
puede hablar con ellos, pero sin interrogar», compartió la entrevistada. «Desde
CIPSA no queremos alarmar, sí informar sobre la realidad del Acoso Escolar»,
afirmó rotunda. Y concluyó su intervención tendiendo una mano a los adultos que
un día fueron niños acosados, como más de uno reconoció en el tiempo de
micrófono abierto. «Se puede intervenir, tengamos la edad que tengamos, en las
secuelas psicológicas del Acoso Escolar». Algo que secundó Ángela Carrera
Camuesco defiendo que «la prevención sí, pero el tratamiento es urgente, hay
muchos suicidios». Ojalá que haya reacciones políticas y sociales para acabar
con finales tan trágicos. Con lágrimas y silencios sin justificar.
Y así, cerramos nuestro capítulo
de encuentros hasta enero, cuando sorprenderemos a todos el último miércoles de
mes con la propuesta 'En la mente del asesino: Criminología para
principiantes'. ¡Gracias a tod@s y hasta entonces! ¡Feliz Encuentro Nuevo!
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