Retomamos
el desarrollo evolutivo haciendo un recorrido por lo característico de los
niños a los 3 años de edad.
A
esta edad saltan, galopan, caminan hacia atrás y andan en triciclo, aunque su
motricidad gruesa todavía es precaria: es habitual que se tropiecen y se
caigan; pueden servirse líquidos de un envase usando las dos manos; necesitan
ayuda para vestirse, pero pueden desvestirse solos; empiezan a dibujar con un
poco más de precisión.
En
cuanto a su desarrollo emocional, están volviéndose algo más flexibles lo que
permite cambiar las rutinas sin grandes frustraciones. Aun así, son frecuentes
las rabietas, y pueden agredir a los demás si no se cumplen sus deseos; su
tolerancia a la frustración es todavía muy baja. Pueden mostrarse muy tímidos y
al minuto siguiente ser arrolladoramente vivaces. A veces, pueden mostrar
conductas regresivas, como querer volver a ser un bebé. Empiezan a poder
describir sus sueños.
Podríamos
observar dos facetas del desarrollo social a esta edad. Por un lado, si nos
fijamos en su relación con otros niños, a diferencia de los 2 años, edad en la
que todo es “mío”, a los 3 comparten cosas y, de vez en cuando, se turnan para
jugar; pueden tener un amigo imaginario; y se pelean con otros niños. Por otro
lado, si atendemos a sus relaciones familiares, muestran gran interés por
actividades con los miembros de su familia; idolatran a sus padres, aunque
ponen contantemente a prueba sus límites; y buscan la aprobación de los
adultos.
¿Qué
pueden hacer y que les gusta? Siguen siendo niños muy pequeños, pero pueden
asumir algunas responsabilidades básicas como, por ejemplo, guardar sus juguetes.
Disfrutan al escuchar el mismo cuento repetido una y otra vez, les encanta
aprender rimas y canciones cortas, y les gustan los juegos de imaginación e
imitación.
Nota: Es IMPORTANTE la
lectura del primer artículo sobre “Cómo se desarrollan los más pequeños” para
tomar perspectiva sobre las conductas y emociones que se describen.