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viernes, 2 de enero de 2015

La Prueba Definitiva: Superar la Entrevista de Trabajo



Si encontrar un trabajo interesante es un logro importante en nuestra vida, entonces, ¿por qué no nos preparamos a fondo para conseguirlo? Como casi todo en la vida, la consecución de una meta (en este caso, ser el/la candidat@ seleccionad@), está directamente relacionada con el esfuerzo realizado.

Esto significa que, no sólo basta con poseer la formación precisa, disponer de suficiente experiencia, tener las cualidades y cumplir con los requisitos requeridos para el buen desarrollo del trabajo y que todo ello nos haga merecedor@s del puesto, sino que además, y no menos importante, debemos demostrarlo.

Ese momento crucial, en el que trataremos de convencer a la empresa de que somos la persona idónea, es durante la ENTREVISTA. No olvidemos que el/la entrevistador/a sólo nos conoce a través de un documento (Currículum Vitae), que en muchas ocasiones está confuso, incompleto, con exceso de detalles o poco atractivo; y es durante la entrevista cuando tiene que recabar la información suficiente, comprobar datos y hacer predicciones sobre comportamientos futuros de los candidatos. A estas alturas el/la seleccionador/a se cuestiona: ¿este/a candidat@ es responsable, está motivad@, es competente, dará problemas, será leal, dará el máximo de sí mismo, será capaz de hacer el trabajo y adaptarse a los cambios, etc.?

Por lo tanto, debemos aprender técnicas de comunicación, negociación,..., persuadir al seleccionador/a y convencerl@ de que somos una buena inversión, de que eligiéndonos a nosotros, ha tomado una de sus mejores decisiones laborales. Y únicamente lo conseguiremos, si consideramos el proceso de la entrevista, como un tipo de actividad fundamental a la que tenemos que prestarle una dedicación especial.

Algunas recomendaciones...

Actitudes y habilidades que las empresas consideran importantes:

Algunas ya forman parte de manera natural, de nuestro repertorio, no obstante, siempre podemos mejorarlas y otras las podemos aprenderDependerá del puesto a cubrir y, por supuesto, de la política de la empresa, no obstante, una muestra de ellas es la siguiente:

  • Habilidades de comunicación.
  •  Tolerancia al estrés.
  • Capacidad de adaptación, flexibilidad.
  • Capacidad de trabajar sol@ y en equipo.
  • Determinación.
  • Estándares de rendimiento profesional elevados para sí mism@ y colaboradores.
  •  Interés en aprender.
  • Creatividad, y muchas más...

[ Preparar la entrevista ]

a) RECOPILAR INFORMACIÓN SUFICIENTE SOBRE LA EMPRESA Y EL PUESTO

Revisar la información escrita como, publicidad, anuncios de trabajo, anuarios, reportajes del sector en revistas especializadas, internet, etc., y preguntar a nuestra red de contactosConocer datos sobre el sector, el mercado, la clientela, la política de la empresa, qué productos o servicios ofrece, la competencia, cómo está organizada la empresa, sus departamentos, oportunidades de ascenso, cuales son las tareas fundamentales del puesto, si es de nueva creación,.... etc., nos permitirá, entre otras cosas, demostrar nuestro interés en el puesto mediante preguntas apropiadas, utilizar las notas para preparar las respuestas oportunas y, por supuesto, omitir aquello que no nos sea favorable. Es importante saber quién es la persona que nos va a entrevistar y qué lugar ocupa o qué relación tiene con la empresa.

b) AUTOEVALUACIÓN

El conocimiento en profundidad de nosotr@s mismos, de nuestros puntos débiles y fuertes, nos permitirá sacar el máximo de nuestras cualidades.

En este punto:
  • Elaborar una lista de los puntos fuertes (por ejemplo: disposición para el aprendizaje, cooperación, lealtad, capacidad para delegar...) y otra de los mejorables (falta de experiencia, poca iniciativa, dificultad para dar buenos argumentos...).
  • Conocer todos los detalles del currículum: analizar nuestra vida académica y  
  • Laboral, con fechas y funciones, tareas realizadas...
  • Reflexionar sobre nuestros planes de futuro profesional y personal, ¿qué esperamos de la empresa, del puesto a desempeñar?, ¿qué nos interesa de este trabajo, qué podemos ofrecer a la empresa?
  • Preparar una lista de  preguntas posibles que podamos encontrar en la entrevista.
  • Preparar respuestas tipo, expresando las habilidades, procurando utilizar ejemplos y situaciones vividas en trabajos anteriores (datos objetivos y no opiniones) y teniendo en cuenta qué cualidades son fundamentales para la empresa.
  • Utilizar la técnica del role-play para entrenarnos: afianzar y corregir respuestas, tono de voz, posturas, gestos, vocabulario...

[ Durante la entrevista ]

Llevar una carpeta con lo que podamos necesitar: al menos dos currículos originales (puede haber más de un entrevistador), certificados de trabajo, títulos, copia de artículos, informes, bolígrafo y papel de notas...

> Cuidar el comportamiento verbal

  • Ser breve en las exposiciones, pero completando las respuestas.
  • Evitar dar respuestas confusas.
  • Ser discreto y no hablar de jefes anteriores o asuntos personales ajenos.
  • Imparcialidad en los argumentos.
  • Precisión a la hora de recordar nombres, lugares y datos.
  • Expresar las ideas con un mínimo de indecisión.
  • Ante preguntas complicadas, no contestar a ciegas, hacer una pausa y pensar lo que vamos a decir.
  • Si no hemos entendido algo, preguntar para clarificar.
  • Escuchar atentamente y jamás interrumpir o hablar a la vez que el/la entrevistador/a.
  • Prestar atención al vocabulario y no usar coletillas o jergas.

> Cuidar el lenguaje corporal

  • Atender la imagen personal: aspecto aseado, discreto, y minimizar el uso de accesorios.
  • ¡Ojo a las colonias y perfumes! ¡apagar el móvil antes de entrar!
  • Mostrar naturalidad y cordialidad, sonreír.
  • Hablar claro, que se entienda y a una velocidad normal.
  • No demostrar que se está en guardia, pero nunca bajarla.
  • Se valora el ser desenvuelt@, informad@ y participativ@.
  • Sentarse relajadamente, después de que nos inviten a hacerlo, sin tirarse en la silla y sin jugar con el bolígrafo u otros objetos.
  • Utilizar los gestos para acompañar lo expuesto, no cruzar los brazos, tocarse el cuello o consultar el reloj.
  • Mantener contacto ocular con el/la entrevistador/a
  • Stop a las mentiras, nuestro lenguaje corporal puede delatarnos y por supuesto, no discutir con nuestr@ interlocutor/a.

[ Al finalizar la entrevista ]

  • Solicitar información sobre el proceso de selección, en cuanto a quién se pondrá en contacto con nosotros/as y en qué fecha.
  • Agradecer verbalmente el tiempo dedicado.
  • Enviar una carta de agradecimiento y así mismo, expresare el interés en formar parte de la empresa.

[ Después de la entrevista: hacer un repaso de la misma ]

  • Escribir las preguntas que nos han hecho y la información que nos han dado.
  • Anotar las preguntas y las respuestas que hemos efectuado.
  • Señalar las respuestas que nos han parecido brillantes y aquellas mejorables, y, escribir alternativas a éstas últimas.
  • Reflexionar sobre nuestro lenguaje corporal (gestos, imagen, posturas...), si ha sido adecuado y qué puntos hay que pulir, etc.

Evaluar la entrevista, nos permite prepararnos para situaciones futuras cada vez de manera más eficaz. No olvidemos que es una herramienta de selección de personal indispensable y por la que tenemos que pasar inevitablemente a lo largo de nuestra vida laboral.
   
Berta Ayerbe García
Psicóloga Especialista en Psicología Industrial. Responsable del Departamento de Psicología Laboral y RRHH de CIPSA

viernes, 7 de noviembre de 2014

Los celos: aprende a superarlos



Los Celos o 'el vicio de la posesión', como los denominaba Jacques Cardonne, han sido desde hace siglos, no sólo una fuente inagotable para la literatura, sino también el origen de infinidad de acontecimientos trágicos. Pero debemos definir básicamente los celos como una emoción negativa, generadora de ansiedad y provocada por un pensamiento recurrente de miedo a perder al otro, por lo que su rasgo más destacado es la desconfianza y la sospecha permanente.

Sin duda los celos constituyen un problema profundo y complejo que se relaciona con la propia historia de la humanidad, en la que cumple funciones relacionadas con la supervivencia de la especie humana. Involucra a hombres y mujeres, y en ambos es expresión del miedo a que la persona amada nos abandone y sustituya por otra persona. Tienen por tanto una importante y universal función porque permiten la construcción de relaciones monogámicas y fieles. Así, los celos funcionan como un mecanismo de defensa por medio del cual las personas garantizan la permanencia de su pareja y protegen la relación de actuales o potenciales intromisiones.

Ante la percepción o fantasía de que tal amenaza existe, la persona toma acciones encaminadas a eliminarla o disminuirla. Las reacciones generadas a partir de los celos son muy variables y van desde ejercer vigilancia sobre la pareja buscando pruebas de que el otro ha establecido una relación paralela hasta las demostraciones claras de agresividad y violencia.

La rabia, culpa, tristeza o humillación, son sensaciones también relacionadas con los celos, que motivan un comportamiento que típicamente busca el alejamiento del tercero o la prevención de que la pareja abandone la actual relación.

Los celos no son amor

Aunque sufrir celos de forma moderada es una respuesta emocional que podemos considerar normal, sentirlos de manera exagerada y descontrolada lo convierten en algo patológico. Los celos, en contra de lo que podría parecer y de lo que sugiere nuestro concepto social romántico del amor, no siempre son consecuencia de un gran amor, ni indican cuánto se necesita, se quiere, o se desea a nuestra pareja.

Y además es frecuente que quienes padecen con más frecuencia estos ataques de celos sean personas muy centradas en sí mismas, en las que hay, más que amor o miedo a la soledad, otras causas como sentimientos de posesión del otro, de inseguridad en uno mismo, deseo de controlarle o envidia hacia la mayor riqueza de la vida emocional del otro...

¿Qué nos hace celosos?

"En los celos hay más amor propio que amor", François de la Rochefoucauld.

Los principales factores que pueden contribuir a que una persona sea especialmente celosa son:

* Experiencias familiares previas: Es frecuente que una persona que ha presenciado escenas de celos entre sus padres tenga una mayor predisposición a ser celoso que otra cuyos padres se sentían seguros el uno del otro.

* Experiencias Personales traumáticas: las personas que han sido traicionadas alguna vez por alguien en quien confiaban es más probable que posteriormente desarrollen una conducta de celos.

* Falta de confianza en uno mismo: las personas inseguras no se sienten con frecuencia merecedoras del amor de su pareja y esto les lleva a desconfiar del amor del otro. Con frecuencia piensan que en cualquier momento su pareja puede conocer a alguien mejor y abandonarle.

* Algunos trastornos psicológicos: Personalidades narcisistas, paranoides o histriónicas tienen una mayor tendencia a desconfiar continuamente de los demás y a desarrollar una celotipia.

¿Se pueden controlar los celos?

Si bien la existencia de los celos es, como vemos, universal y puede basarse en situaciones reales o fantaseadas, es posible encontrar ciertas pautas para intentar manejarlos de forma que nos permitan construir relaciones de pareja adecuadas.

* Evita pensamientos negativos que provocan que el problema de los celos se agrave e intenta sustituirlos por otros de seguridad y confianza que ayuden a frenarlos. Trata ser objetivo y aprende a diferenciar entre lo que son hechos reales y lo que puede estar manipulando tu imaginación. Esto no es otra cosa que tomar verdadera conciencia del problema e intentar hacer algo al respecto.

* Procura ser más flexible y dejarle su espacio a tu pareja: evita ese impulso que te lleva a controlarle y preguntarle sobre lo que hace y con quien. De esta forma lo único que vas a conseguir es que se sienta cada vez más agobiado y atosigado.

* Cuenta lo que te ocurre a algún amigo de confianza y pídele opinión. Ocultar el sufrimiento y negarlo hace que se potencie cada vez más. Los puntos de vista de otras personas ayudan a analizar lo que nos ocurre de forma más objetiva y a encontrar soluciones que no se nos habían ocurrido.

* Reflexiona sobre lo que te ocurre e intenta aclarar tus ideas. Esto te ayudará a exponer tus sentimientos con sinceridad, a descubrir tus miedos, necesidades, etc. Y una vez detectado el problema procura poner todos los medios a tu alcance para solucionarlos.

* No utilices amenazas, habla claramente de lo que te ocurre y no te ciegues con la rabia. Intenta buscar soluciones al problema.

* Procura ser responsable de lo que sientes, no culpes de ello a nadie y no olvides que tus actos dependen de ti, y que eres la única persona que puede cambiar tu conducta ante lo que estás sintiendo.

Cuando los celos son patológicos

"Al ser celoso, sufro cuatro veces: por sentirme excluido, por ser agresivo, por ponerme como un loco y por ser tan ordinario", Rolando Barthes.

► Pese a todo lo anterior no debemos olvidar que en algunos casos en que los celos son muy frecuentes, intensos o duraderos, y surgen sin ningún motivo, se vuelven patológicos. Esta situación produce un sufrimiento intenso en quien los sufre y en su pareja, apareciendo conflictos cada vez más graves que van provocando un deterioro progresivo de la relación. El celoso, por su patológica desconfianza y su pareja por el deseo de control permanente a que los celos de su pareja le someten.

Es entonces cuando es aconsejable acudir a un profesional especializado en Terapia de Pareja ya que la situación se les puede estar escapando de las manos.

Algunas de las ideas irracionales que provocan celos patológicos con frecuencia son:

* Mi pareja debe amarme mucho y en todo momento mientras yo quiera que sea así.

* Tengo que estar absolutamente seguro/a en todo momento de que mi pareja me ama, ya que necesito su amor para vivir.

* Es terrible que mi amor no sea correspondido y eso hace que mi vida sea horrible.

* No puedo soportar que mi pareja no me quiera tanto como yo a ella/él.

* Como no he conseguido que mi pareja me quiera como tendría que quererme, soy una persona inadecuada e indigna de amor.

* Si mi pareja me deja nunca encontraré a nadie a quien amar y seré infeliz toda mi vida porque no puedo ser feliz sin alguien a mi lado.

* Si mi pareja me es infiel, los demás se reirán de mí y pensarán que soy un idiota, y eso no podría soportarlo.


Son muchas, por tanto, las parejas que tiene que enfrentarse cotidianamente al problema de los celos y a la inseguridad y desconfianza que suponen. La diferencia entre culpar al otro o afrontar responsablemente esta situación es, muchas veces, la clave para la continuidad o no de la relación.


Dr. Carlos San Martín Blanco
Médico. Sexólogo. Psicoterapeuta Sexual, Familiar y de Pareja.
Coordinador del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud (CIPSA), de Santander.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Pedofilia y Pederastia no son sinónimos


La detención reciente del presunto pederasta de Ciudad Lineal y de otros abusadores sexuales ha mantenido en estas últimas semanas la atención mediática y la preocupación social puesta en este tipo de conductas y delitos. Por eso, es importante saber de lo que hablamos al emplear algunos términos como pederastia y pedofilia, que no son exactamente lo mismo.

La palabra pederastia es la apropiada para referirse al abuso sexual que se comete con niños, y no pedofilia  o su variante paidofilia, que alude únicamente a la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente por los niños, aunque no abuse de ellos. El avance de la nueva edición del Diccionario académico incluye bajo pederastia la acepción ‘inclinación erótica hacia los niños’, significado que comparte con pedofilia; pero no sucede lo mismo al contrario, es decir, la definición de pedofilia no recoge el abuso de menores.

Así, las personas que sienten atracción erótica hacia los niños pueden ser llamados pedófilos o pederastas, pero, si han consumado actos sexuales con ellos, si se ha producido abuso, lo apropiado es usar el término pederasta, no pedófiloAdemás, como explica el Diccionario de términos médicos, «en los últimos años se aprecia una tendencia a reservar el término pedofilia para designar la mera atracción sexual o tendencia parafílica, y se prefiere pederastia para la relación sexual como conducta delictiva (tipificada como abuso sexual)».

Por todo ello, se recomienda emplear pedofilia para hacer referencia a la atracción erótica hacia los niños y reservar pederastia para los abusos sexuales cometidos contra ellos.

Carlos SAN MARTÍN
Doctor en Medicina. Sexólogo. Psicoterapeuta. Coordinador de CIPSA