Sabemos que el 2015 será un gran año. Para CIPSA porque celebraremos nuestro 20 aniversario contigo... y para ti porque serás protagonista de buenas noticias, proyectos ilusionantes, amores apasionados, historias que se tornarán en recuerdos únicos... Os deseamos lo mejor y no olvides que tu primer pensamiento del año sea positivo... Después, suma y sigue... hasta 2015!!!
miércoles, 31 de diciembre de 2014
viernes, 26 de diciembre de 2014
Sexualidad y depresión
Es muy común que diferentes
tipos de enfermedades mentales y trastornos psicológicos puedan afectar a la
sexualidad de quienes los padecen provocando incluso disfunciones sexuales. El
término depresión deriva del latín “depressio”, cuyo significado es
hundimiento, y como su nombre indica, este estado es vivido por quienes lo
sufren, como una sensación de hundirse progresivamente sin poderlo evitar.
Es una enfermedad que puede afectar a cualquier
persona y a cualquier edad, aunque hay personas más predispuestas que otras a
sufrirla. Según datos de la Organización Mundial
de la Salud (OMS), en torno a un 10% de la población de los países desarrollados
puede estar padeciendo esta enfermedad mental, que afecta a los pensamientos, a
las emociones, al estado de ánimo, a la salud física y al comportamiento.
Muchos estudios afirman que es más frecuente en las mujeres que en los hombres,
estimándose que alrededor de un 25% de mujeres pueden tener predisposición a
sufrirla. Este hecho se apoya en el descubrimiento de que el cerebro masculino produce un
52% más de serotonina que el de las mujeres. Y como la disminución de esta
sustancia influye de forma importante en el desarrollo de la enfermedad, la
probabilidad de sufrirla es tres veces superior en las mujeres que en los
varones.
La depresión puede
deberse a algún acontecimiento traumático o negativo o no tener relación con
ningún acontecimiento vital y, en ambos casos, su severidad puede ser variable. Para reconocerla
debemos identificar algunos síntomas típicos como tristeza profunda, humor
depresivo, llanto fácil y constante, ideas de ruina y de ausencia de futuro o incapacidad
para disfrutar con actividades que antes resultaban placenteras. Otras veces, los
síntomas son más sutiles y aparece desgana, desánimo, pesimismo, pocas ganas de
levantarse por la mañana, insomnio, trastornos en el apetito, etc.
Además, en los
estados depresivos es muy común que desaparezca cualquier tipo de deseo sexual
tanto en el hombre como en la mujer, aunque sólo en menos de una tercera parte
de estos pacientes aparecen disfunciones sexuales severas, como disfunción
eréctil en el hombre o anorgasmia en la mujer. En otras
enfermedades mentales como la ansiedad y las fobias relacionadas con temas
sexuales también hay un alto índice de disfunciones sexuales. En la
esquizofrenia alcanza porcentajes superiores al 50%.
Consecuencias en datos
Sin lugar a dudas, en los pacientes con depresión lo prioritario es tratar sus síntomas y sus
causas si fueran reconocibles, pero diversos estudios han demostrado además que
los resultados terapéuticos mejoran si se realiza un tratamiento integral, que
incluya el abordaje de otras consecuencias de la enfermedad, como pueden ser
las sexuales. Dentro de los problemas sexuales secundarios a un estado depresivo, el bajo deseo sexual es el más frecuente y puede ser contextualizado como un
síntoma más de la depresión.
En varones es
frecuente además la aparición de disfunción eréctil que sucede entre el 16% y
el 34% de los pacientes depresivos, aunque puede alcanzar el 90% en depresiones
muy graves, lo que no es sólo debido a la enfermedad, sino también a la
disminución del deseo sexual y a los efectos secundarios de los fármacos que
usamos para el tratamiento depresivo. En el caso de las
mujeres, el bajo deseo sexual alcanza el 85% de los casos, mientras que otras
disfunciones sexuales como la anorgasmia aparece en el 35% o el coito doloroso
en el 28%.
Pero además de que
estos problemas sexuales sean una consecuencia directa del síndrome depresivo,
muchos de los medicamentos más utilizados para tratar la depresión, como los
ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina), que son eficaces
fármacos antidepresivos, inducen disfunción eréctil como media en casi el 30%
de los pacientes. También otros medicamentos utilizados, como la clomipramina,
provocan trastornos sexuales hasta en la mitad de los pacientes, mientras la
velanfaxina lo hace en un 36% de los pacientes y la risperidona en el 44% .
Cuando algunos de
los pacientes que toman antidepresivos sufren, durante el tratamiento, algunos
de estos síntomas sexuales e identifican al medicamento como responsable del
mismo, no es infrecuente que tome la decisión de abandonar el fármaco
antidepresivo, tan esencial para tratar su enfermedad. Sin duda, esta
actitud supone un grave riesgo para su salud y puede ser evitada con una
adecuada información al paciente sobre la importancia de la adherencia al
tratamiento y sobre los potenciales efectos del fármaco sobre su sexualidad. Diversas
investigaciones han confirmado que el tratamiento simultáneo de la depresión y las
disfunciones sexuales, mejora la calidad de vida del paciente y ayuda a una recuperación
más rápida de la enfermedad depresiva.
También es
frecuente en estos pacientes el empleo de otros psicofármacos como las
benzodiazepinas, medicamentos utilizados por su efecto ansiolítico ya que con
frecuencia los síntomas de ansiedad se asocian a los depresivos. Aunque en el
inicio del tratamiento de la depresión suelen estar indicados, se suelen
retirar con rapidez en unas 3 o 4 semanas para evitar los problemas que su uso
crónico conlleva, entre los que están el posible empeoramiento de la depresión
(con incremento del riesgo de suicidio) o su capacidad de generar dependencia
con necesidad de incremento de dosis. También estos
medicamentos son responsables de algunos problemas sexuales entre los que
vuelve a destacar el bajo deseo sexual.
La recuperación de los síntomas sexuales está directamente
relacionada con la mejoría clínica de la depresión y con el empleo de fármacos
eficaces, pero cuya capacidad de alterar la respuesta sexual sea la menor
posible. Entre estos destaca la Mirtazapina, un potente y eficaz antidepresivo
cuya influencia en la sexualidad del paciente es menor. Por todo ello, es
esencial que el paciente pregunte al médico todas sus dudas sobre la medicación
que va a ser necesario que tome durante varios meses y que el profesional
sanitario no escatime explicaciones y cree el clima terapéutico necesario para
que el paciente le confíe sus dudas, entre ellas la influencia de ese fármaco
sobre su sexualidad. Como siempre, una buena comunicación médico-paciente es
esencial para un adecuado cumplimiento del tratamiento.
Sugerencias para la pareja
La posición de la
pareja del paciente con depresión no resulta habitualmente fácil. Por un lado, por el
daño que le hace ver el grado de deterioro psicológico de su pareja, por otro
por la frustración que con frecuencia le genera el no saber cómo actuar y, por
último, por sus dificultades para entender algunos de los síntomas que aparecen
dentro del trastorno depresivo.
Es común que los
problemas sexuales asociados a la depresión supongan un elemento de
incomprensión y desencuentro en la pareja y por eso es importante que seamos
capaces de entender que son algo inevitable y que a quien primero dañan es a
quien sufre la enfermedad y que la falta de deseo o de erección o de excitación,
no son provocadas por desinterés o indiferencia hacia la pareja sino porque
realmente hay un trastorno serio detrás que lo justifica.
La mejor forma de
ayudar es mostrarnos disponibles y comprensivos hacia la enfermedad, contribuir
al cumplimiento de las indicaciones terapéuticas que el profesional nos haga y
fomentar un clima de afectividad que permita expresarnos emocionalmente de
manera confiada, sin presionar o culpar al otro sobre su escasa disponibilidad
sexual. Una actitud
contraria puede hacer más costosa la recuperación del paciente deprimido y
fomentar en éste sentimientos de culpa o de miedo al abandono.
Dr. Carlos San Martín Blanco
Doctor en Medicina.
Sexólogo. Psicoterapeuta. Coordinador del Centro Interdisciplinar de Psicología
y Salud (CIPSA). Académico permanente y Secretario General de la
Academia Española de Sexología y Medicina Sexual.
martes, 23 de diciembre de 2014
¡Feliz Navidad!
Todo el equipo de CIPSA os desea una ¡Feliz Navidad!
Y os prometemos un año 2015 muy especial, que no se cumplen 20 años todos los días... Que no falten las sonrisas, los buenos propósitos, las miradas de cariño... Por nuestra parte, os prometemos muchas emociones... ¿Brindamos?
#cipsa #psicología #sexología #salud
#feliznavidad #feliz2015
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miércoles, 10 de diciembre de 2014
CIPSA, sede de la formación práctica en Santander del Máster en Psicología General Sanitaria de la UIMP
El 23 de Diciembre finalizará el plazo
de inscripciones del
Máster de Psicología General Sanitaria organizado
conjuntamente por la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), la Asociación Española de Psicología Conductual (AEPC) y el Centro de Psicología Álava-Reyes. El Centro Interdisciplinar de Psicología y
Salud (CIPSA) será sede en Santander
en su formación práctica, que también se desarrollará en Madrid.
El
Máster está dirigido a titulados con
licenciatura o grado en Psicología y cuenta con 90 Créditos ETCS de carácter específicamente sanitario, de los
cuales 30 créditos se obtendrán a través
de las prácticas externas en el Centro CIPSA (Santander), en el que se ofertarán 40 plazas, así como en el
Centro Álava-Reyes, en Madrid. Al mismo tiempo, CIPSA aportará su experiencia docente con la directora del Centro, Ángela Carrera Camuesco, y el coordinador del mismo, el Dr. Carlos San Martín Blanco.
El
Título de Psicólogo General Sanitario al que da acceso ofrece las competencias para la realización de investigaciones,
evaluaciones e intervenciones psicológicas sobre aquellos aspectos del comportamiento y la actividad de las personas
que influyen en la promoción y mejora de su estado general de salud. Además,
está diseñado no solo para ejercer profesionalmente sino también para poder acceder a la tesis doctoral, para lo cual se han
incluido los créditos necesarios de formación en investigación.
Como aliciente extra, la
Fundación María Jesús Álava Reyes (Madrid) ofrecerá a los alumnos con
mejor expediente al finalizar el máster un contrato para trabajar en la
mencionada fundación.
Paralelamente
a su colaboración con la UIMP, CIPSA formará parte, como centro de prácticas,
del Máster de Psicología General
Sanitaria que próximamente pondrán en marcha tanto la UNED como la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR).
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viernes, 5 de diciembre de 2014
Sexo y alcohol
En diferentes estudios encontramos que hasta el 45 % de los hombres y el 68% de las mujeres consideran que el alcohol incrementa su disfrute del sexo. Este hecho de que la mayor parte de las personas consideren que el alcohol es estimulante, o al menos así lo perciban, y que aumenta su capacidad para la respuesta sexual, puede deberse a su efecto desinhibidor. Sin embargo y como ya señalaba Shakespeare "provoca el deseo pero frustra la ejecución".
Tradicionalmente el alcohol ha sido
considerado como un poderoso estimulante o excitante sexual, pero si revisamos
los numerosos trabajos de investigación que se han realizado sobre esta
relación a lo largo de los años, se ha constatado que, tanto en hombres como en
mujeres, produce efectos negativos sobre las respuestas sexuales fisiológicas. Y es que el alcohol es un potente
depresor del sistema nervioso, de forma que sus efectos se aprecian claramente
tras la ingestión aunque tan solo sea de dos o tres copas. Pero pese a esto,
muchas personas suelen ver al alcohol como una substancia que incrementa su
funcionamiento sexual.
La realidad es sin embargo bien distinta
ya que, como depresor del sistema Nervioso Central, disminuye el funcionamiento
de los niveles superiores del cerebro, lo que permite una mayor autonomía de
centros inferiores (zonas más antiguas del cerebro), entre ellos los
implicados en las respuestas emocionales. Por ello, las emociones se amplifican
al disminuir el mecanismo de control que supone la actuación de segmentos
superiores cerebrales. La consecuencia de este hecho es que el
alcohol puede alterar los comportamientos convencionales y hacer a la persona
más relajada al permitirle perder el control sobre algunas de sus emociones y
desinhibir conductas que ha aprendido a controlar en situaciones sociales.
De esta forma, puede facilitar la
aparición del impulso sexual, pero dado que también inhibe partes del Sistema
Nervioso Autónomo, que participan en la respuesta de erección, dificulta el que
ésta pueda llevarse a cabo y en consecuencia dificulta la penetración y el
coito. En el hombre, en concreto, dosis incluso
inferiores a las que se establecen como limite legal para determinar si la
persona está o no embriagada producen efectos de supresión de la erección. Así
mismo, el alcohol debilita la intensidad del orgasmo masculino y hace más
difícil la eyaculación. En las mujeres, incluso ingerido con
moderación, dificulta la respuesta orgásmica.
Además de estos efectos reseñados,
encontramos otros problemas añadidos que pueden presentarse con el uso del
alcohol en el funcionamiento sexual. Si como hemos comentado, por los efectos
fisiológicos del alcohol se produce un deterioro, aunque sea esporádico, en el
funcionamiento sexual, como un falta de erección que dificulte la penetración,
es posible que esta situación sea vivida como un fracaso por el hombre que la
padece y comiencen a desarrollarse sentimientos de ansiedad asociados a la
situación de interacción sexual. Estos sentimientos de ansiedad pueden generar
una 'ansiedad anticipatoria', que en futuras relaciones dificulten nuevamente
la respuesta de excitación sexual, en concreto la respuesta de erección,
pudiendo establecerse de esta manera un circulo vicioso que lleve al desarrollo
permanente de una disfunción en el hombre.
Así, en contactos sexuales posteriores
el hombre se preocupará por si tendrá o no una erección adecuada. El miedo
debido a que en las últimas ocasiones no haya conseguido una buena erección
dificultará el que ésta se produzca con normalidad, lo que a su vez generará
mayor ansiedad y miedo al fracaso cara a posteriores contactos. Cuando este
circulo vicioso aparece, es difícil romperlo sin ayuda especializada. Por otro lado, el consumo continuado de
cantidades de alcohol elevadas puede producir trastornos endocrinos,
neurológicos y vasculares irreversibles, que reduzcan de forma permanente la
respuesta sexual. Hay
lesiones neurológicas y tróficas a nivel de los testículos y de los nervios periféricos
o alteraciones hormonales que bajan el deseo sexual.
Algunos autores lo colocan como la principal causa orgánica de disfunción
eréctil y los actualizados informes del Instituto Kinsey señalan que
aproximadamente el 50% de los alcohólicos crónicos presentan bajo deseo sexual
y transtornos en la eyaculación.
EN FEMENINO. Para
las mujeres el alcohol parece actuar inicialmente como un activador psicológico
y un inhibidor físico. Su
capacidad de excitación y de obtención del orgasmo suele verse disminuida incluso
con dosis moderadas de alcohol. A
largo plazo, su consumo crónico puede conducir a una disminución de la libido,
amenorrea (falta de menstruación) e infertilidad. No hay
dosis segura de alcohol durante el embarazo. No beba alcohol si sospecha que está
embarazada ya que el alcohol tiene severos efectos tóxicos sobre el feto,
pudiendo constituir el síndrome alcohólico fetal. Esta es una de las principales
causas prevenibles de retraso mental y diferentes defectos de nacimiento.
El gran
problema, sin embargo, es la falta de concienciación sobre estos efectos lesivos
del alcohol, ya que éste suele estar asociado tanto a nivel cultural como social
a situaciones y conductas placenteras. El deseo de
beber sin límite buscando estos efectos cerebrales placenteros es la razón
principal que lleva al abuso y su dependencia. No olvidemos, además, que detrás del consumo excesivo de alcohol se encuentran diferentes
trastornos de conducta, dificultad en el trabajo, en el estudio y en la vida
familiar con alternancias de agresividad o depresión y que además provoca
graves accidentes automovilísticos.
CUESTIONES DE INTIMIDAD. Haber ingerido alcohol también puede impedir que te conectes emocionalmente con
tu pareja sexual ya que tener sexo es una manera de acercarse íntimamente a
otra persona. Pero hay personas que se dan cuenta de que ellas o su pareja sólo tienen sexo o
participan en juegos sexuales cuando han tomado alcohol. Y es que además emborracharse
o drogarse puede ser una manera de tapar —o cubrir— la inseguridad , la
vergüenza o los sentimientos confusos sobre el sexo.
Según una encuesta de la Kaiser Family Foundation, cerca del 90% de
los adolescentes dicen que los chicos de su edad usan drogas o alcohol antes de
tener sexo. Además, el 50% de los adolescentes indica que sus
compañeros frecuentemente mezclan sexo con drogas o con alcohol. Tener sexo es una decisión importante que
requiere pensarlo claramente pero casi un tercio de los adultos jóvenes
informan haber hecho "más sexualmente" bajo la influencia del alcohol
y las drogas de lo que planeaban hacer mientras estaban sobrios. Mezclar sexo con alcohol u otras drogas también aumenta las probabilidades de
un embarazo no deseado y de exponerse a infecciones de transmisión sexual.
Algunos datos acerca del
abuso del alcohol y la actividad sexual:
• El 80% de las primeras experiencias sexuales
ocurren bajo la influencia del alcohol.
• El 40% de los hombres creen que es aceptable
tener relaciones sexuales con una mujer que está borracha.
• Cerca del 50% de las experiencias sexuales no
planeadas ocurren cuando una de las dos personas está bajo la influencia del
alcohol.
• En dos tercios de los embarazos no planeados, la mujer estaba
ebria durante las relaciones sexuales.
• El 60% de las enfermedades transmitidas
sexualmente se transmiten cuando las parejas están ebrias.
Dr. Carlos San Martín Blanco
Médico. Sexólogo. Psicoterapeuta Sexual, Familiar y de Pareja.
Coordinador del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud (CIPSA), de Santander.
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