Los Celos o 'el
vicio de la posesión', como los denominaba Jacques Cardonne, han sido desde
hace siglos, no sólo una fuente inagotable para la literatura, sino también el
origen de infinidad de acontecimientos trágicos. Pero debemos definir
básicamente los celos como una emoción negativa, generadora de ansiedad y
provocada por un pensamiento recurrente de miedo a perder al otro, por lo que
su rasgo más destacado es la desconfianza y la sospecha permanente.
Sin duda los celos
constituyen un problema profundo y complejo que se relaciona con la propia historia
de la humanidad, en la que cumple funciones relacionadas con la supervivencia
de la especie humana. Involucra a hombres y mujeres, y en ambos es expresión
del miedo a que la persona amada nos abandone y sustituya por otra persona. Tienen
por tanto una importante y universal función porque permiten la construcción de
relaciones monogámicas y fieles. Así, los celos funcionan como un mecanismo de
defensa por medio del cual las personas garantizan la permanencia de su pareja
y protegen la relación de actuales o potenciales intromisiones.
Ante la percepción
o fantasía de que tal amenaza existe, la persona toma acciones encaminadas a
eliminarla o disminuirla. Las reacciones generadas a partir de los celos son
muy variables y van desde ejercer vigilancia sobre la pareja buscando pruebas
de que el otro ha establecido una relación paralela hasta las demostraciones
claras de agresividad y violencia.
La rabia, culpa, tristeza o humillación, son sensaciones
también relacionadas con los celos, que motivan un comportamiento que
típicamente busca el alejamiento del tercero o la prevención de que la pareja
abandone la actual relación.
Los celos no son amor
Aunque sufrir
celos de forma moderada es una respuesta emocional que podemos considerar
normal, sentirlos de manera exagerada y descontrolada lo convierten en algo
patológico. Los celos, en contra de lo que podría parecer y de lo que sugiere
nuestro concepto social romántico del amor, no siempre son consecuencia de un
gran amor, ni indican cuánto se necesita, se quiere, o se desea a nuestra
pareja.
Y además es
frecuente que quienes padecen con más frecuencia estos ataques de celos sean
personas muy centradas en sí mismas, en las que hay, más que amor o miedo a la
soledad, otras causas como sentimientos de posesión del otro, de inseguridad en
uno mismo, deseo de controlarle o envidia hacia la mayor riqueza de la vida
emocional del otro...
¿Qué nos hace celosos?
"En los celos hay más amor propio que
amor", François de la Rochefoucauld.
Los principales factores que pueden contribuir a que
una persona sea especialmente celosa son:
* Experiencias
familiares previas: Es frecuente que una persona que ha presenciado escenas de
celos entre sus padres tenga una mayor predisposición a ser celoso que otra
cuyos padres se sentían seguros el uno del otro.
* Experiencias
Personales traumáticas: las personas que han sido traicionadas alguna vez por
alguien en quien confiaban es más probable que posteriormente desarrollen una conducta
de celos.
* Falta de
confianza en uno mismo: las personas inseguras no se sienten con frecuencia
merecedoras del amor de su pareja y esto les lleva a desconfiar del amor del
otro. Con frecuencia piensan que en cualquier momento su pareja puede conocer a
alguien mejor y abandonarle.
* Algunos
trastornos psicológicos: Personalidades narcisistas, paranoides o histriónicas
tienen una mayor tendencia a desconfiar continuamente de los demás y a desarrollar
una celotipia.
¿Se pueden controlar los
celos?
Si bien la
existencia de los celos es, como vemos, universal y puede basarse en
situaciones reales o fantaseadas, es posible encontrar ciertas pautas para
intentar manejarlos de forma que nos permitan construir relaciones de pareja
adecuadas.
* Evita pensamientos
negativos que provocan que el problema de los celos se agrave e intenta
sustituirlos por otros de seguridad y confianza que ayuden a frenarlos. Trata
ser objetivo y aprende a diferenciar entre lo que son hechos reales y lo que
puede estar manipulando tu imaginación. Esto no es otra cosa que tomar
verdadera conciencia del problema e intentar hacer algo al respecto.
* Procura ser más
flexible y dejarle su espacio a tu pareja: evita ese impulso que te lleva a controlarle
y preguntarle sobre lo que hace y con quien. De esta forma lo único que vas a
conseguir es que se sienta cada vez más agobiado y atosigado.
* Cuenta lo que te
ocurre a algún amigo de confianza y pídele opinión. Ocultar el sufrimiento y
negarlo hace que se potencie cada vez más. Los puntos de vista de otras
personas ayudan a analizar lo que nos ocurre de forma más objetiva y a encontrar
soluciones que no se nos habían ocurrido.
* Reflexiona sobre
lo que te ocurre e intenta aclarar tus ideas. Esto te ayudará a exponer tus
sentimientos con sinceridad, a descubrir tus miedos, necesidades, etc. Y una
vez detectado el problema procura poner todos los medios a tu alcance para
solucionarlos.
* No utilices amenazas,
habla claramente de lo que te ocurre y no te ciegues con la rabia. Intenta
buscar soluciones al problema.
* Procura ser
responsable de lo que sientes, no culpes de ello a nadie y no olvides que tus
actos dependen de ti, y que eres la única persona que puede cambiar tu conducta
ante lo que estás sintiendo.
Cuando los celos son
patológicos
"Al ser
celoso, sufro cuatro veces: por sentirme excluido, por ser agresivo, por
ponerme como un loco y por ser tan ordinario", Rolando
Barthes.
► Pese a todo lo
anterior no debemos olvidar que en algunos casos en que los celos son muy
frecuentes, intensos o duraderos, y surgen sin ningún motivo, se vuelven
patológicos. Esta situación produce un sufrimiento intenso en quien los sufre y
en su pareja, apareciendo conflictos cada vez más graves que van provocando un
deterioro progresivo de la relación. El celoso, por su patológica desconfianza y
su pareja por el deseo de control permanente a que los celos de su pareja le
someten.
Es entonces cuando
es aconsejable acudir a un profesional especializado en Terapia de Pareja ya
que la situación se les puede estar escapando de las manos.
Algunas de las ideas irracionales que
provocan celos patológicos con frecuencia son:
* Mi pareja debe
amarme mucho y en todo momento mientras yo quiera que sea así.
* Tengo que estar
absolutamente seguro/a en todo momento de que mi pareja me ama, ya que necesito
su amor para vivir.
* Es terrible que
mi amor no sea correspondido y eso hace que mi vida sea horrible.
* No puedo
soportar que mi pareja no me quiera tanto como yo a ella/él.
* Como no he
conseguido que mi pareja me quiera como tendría que quererme, soy una persona
inadecuada e indigna de amor.
* Si mi pareja me
deja nunca encontraré a nadie a quien amar y seré infeliz toda mi vida porque
no puedo ser feliz sin alguien a mi lado.
* Si mi pareja me
es infiel, los demás se reirán de mí y pensarán que soy un idiota, y eso no
podría soportarlo.
♣ Son muchas, por tanto, las parejas que tiene que
enfrentarse cotidianamente al problema de los celos y a la inseguridad y
desconfianza que suponen. La diferencia entre culpar al otro o afrontar
responsablemente esta situación es, muchas veces, la clave para la continuidad
o no de la relación.
Dr. Carlos San Martín Blanco
Médico. Sexólogo. Psicoterapeuta Sexual, Familiar y de Pareja.
Coordinador del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud (CIPSA), de Santander.