El manejo de
los procesos dolorosos no es sólo una
labor puramente médica. Empírica y
clínicamente está demostrado la necesidad de una aproximación terapéutica
multidisciplinar, desde donde las/los profesionales de medicina, enfermería, rehabilitación y psicología pueden complementar su actuación
para mejorar la calidad de vida del/la paciente en todos los aspectos.
Actualmente, es reconocida dentro del ámbito de la psicología, la
importante y destacada labor de intervención de la terapia cognitiva conductual
en el tratamiento del dolor crónico, con excelentes resultados. Es un tratamiento eficaz para producir cambios en el estado emocional, en los
pensamientos, y cambios
comportamentales de la persona,
todos necesarios para aceptar y manejar el dolor, y aumentar su bienestar.
Y aplicada
dentro de esta intervención psicológica (terapia cognitivo conductual),
disponemos de una técnica que resulta
especialmente eficaz a la persona con cuadros dolorosos de diferente índole,
contribuyendo a su mejoría global, tanto en el alivio de la propia sensación a través
de sugestiones de analgesia hipnótica
que ayudan a reducir e incluso en algunos casos a eliminar el dolor,
como en el manejo de los diferentes componentes del proceso doloroso, como por
ejemplo el control de la ansiedad o la mejora del sueño; nos referimos a la hipnosis
clínica.
Esta técnica
se utiliza en una variedad de problemas médicos y psicológicos y en concreto,
nos encontramos que puede ayudar a
muchas personas a manejar su dolor, ya que según el análisis de recientes
estudios, la hipnosis puede aliviar a un 75% de la población en distintos tipos
de dolor, ya sea crónico o agudo, incluso a a personas con un nivel de sugestionabilidad moderado. Y es que los procedimientos hipnóticos para el
control del dolor pueden aprenderse y mejorarse con la práctica.
COMPONENTES PSICOLÓGICOS
DEL DOLOR
El dolor es un
proceso perceptivo que comprende elementos sensoriales (en muchos casos hay un
daño tisular, aunque no en todos), elementos afectivos y emocionales de la
persona, elementos comportamentales, es
decir qué hace la persona para manejar el dolor, y aquellos pensamientos asociados a esa
sensación, sobre su permanencia en el tiempo, sobre la propia capacidad de
afrontamiento, etcétera.
El dolor
afecta al estado emocional y afectivo. El padecimiento
de dolor puede producir alteraciones del
estado emocional y el más frecuente es la ocurrencia de cuadros de ansiedad. El control de ésta a menudo es tan importante
como el control del propio dolor. Y de esta manera a través de la hipnosis,
podemos disminuir los niveles de ansiedad aplicando sugestiones de tranquilidad y relajación.
En muchas
ocasiones, el dolor se mantiene durante
períodos largos como meses o incluso años, sin que la persona encuentre una manera aceptable para manejarlo. En estos
casos es muy habitual la aparición de pensamientos de indefensión, de
incapacidad, de una visión catastrofista del futuro, se instauran emociones como la desesperanza,
la frustración, la tristeza o la apatía, y todo ello puede desenvocar en un estado de ánimo depresivo.
El componente
afectivo del dolor nos proporciona información sobre la preocupación que nos
causa y es el que va a determinar la experiencia global del sufrimiento.
El dolor
afecta a los pensamientos. Junto a la sensación dolorosa aparecen pensamientos derrotistas, de falta de control sobre la propia vida,
desinterés por lo que le rodea, centrando la atención sólo en el propio dolor.
Las emociones y los pensamientos negativos contribuyen en el mantenimiento y exageración de la
sensación de dolor, iniciándose un círculo vicioso dónde las sensaciones de malestar van agravándose progresivamente.
El dolor
afecta al comportamiento y a las relaciones sociales. La necesidad
de evitar o aliviar las sensaciones dolorosas pueden llevar a la persona a la
disminución de actividades agradables, la evitación de situaciones, la disminución de la autonomía, la tendencia al aislamiento, incluso al abuso
de fármacos. La menor cantidad de
actividades placenteras, así como el mantenimiento de la fatiga y las
alteraciones de sueño también agravan la
propia percepción del malestar.
Vemos la
importancia de atender a todos los componentes del dolor: Psicofisiológicos (ejemplo:
insomnio), emocionales, cognitivos, conductuales y sociales. Desde la terapia
cognitiva conductual y aplicando la
hipnosis dentro de este marco de intervención, podemos ayudar a mejorar
notablemente el bienestar de la persona.
¿QUÉ ES LA
HIPNOSIS CLÍNICA?
En términos
generales, es un procedimiento dentro de la terapia psicológica, en el que
el/la especialista sugiere al interesado/a que experimente cambios en sus percepciones, emociones, pensamientos y/o conducta.
Suele
establecerse mediante la aplicación de “técnicas de inducción” de diferente índole, siendo la más común, la
que contiene sugestiones de
tranquilidad, relajación y bienestar. Se
utiliza junto a sugestiones de
auto-eficacia, autocontrol…, y en el caso del dolor, se emplean también
técnicas hipnóticas de disminución de la
sensación dolorosa, analgesia
(eliminación del dolor) o anestesia
hipnótica (eliminación de toda sensibilidad incluido el dolor), entre otras, en
función de los objetivos terapéuticos para hacer tolerable esa sensación.
Es una técnica
que ayuda a concentrarse, a relajarse
más profundamente y a fomentar experiencias subjetivas que respondan a lo que
se demanda en las sugestiones. Utiliza
las habilidades del/la cliente para
imaginar y visualizar y fomenta la participación activa creativa en la búsqueda
de estrategias de afrontamiento. La
capacidad para ser hipnotizado puede ser modificable, puede entrenarse y
requiere de la colaboración activa de la persona. Ésta tiene el control sobre
su comportamiento en todo momento y los resultados dependerán principalmente de ella misma.
Se trata de
que posteriormente el/la paciente se auto-aplique las inducciones hipnóticas
previamente aprendidas (auto-hipnosis)
en aquellos momentos necesarios, como puede ser al comienzo del episodio doloroso, cuando aparecen las primeras
señales, antes de iniciar el sueño o
cualquier circunstancia específica dependiendo del caso concreto. Es importante señalar que la continuidad
de los efectos analgésicos conseguidos durante la sesión hipnótica se
prolongue mediante la práctica de
auto-hipnosis. De esta manera, el objetivo es que la persona aprenda y genere estrategias de auto-control
que le permitan ser autónomo en el manejo de su dolor y con la auto-hipnosis,
el/la paciente puede auto-generarse las sensaciones de analgesia,
desplazamiento del dolor o la técnica
más apropiada a su caso.
PROCEDIMIENTOS
HIPNÓTICOS MÁS COMUNES EN
EL CONTROL DEL DOLOR
Anestesia
hipnótica. La finalidad de esta técnica
es lograr, en una zona del cuerpo, la
insensibilidad a las sensaciones, incluido el dolor. Suelen darse sugestiones
de enfriamiento y entumecimiento hasta lograr la
insensibilidad de ese punto.
Disminución de
sensaciones. Uso de sugestiones para
lograr una disminución de la intensidad del dolor, habitualmente mediante el
uso de metáforas como sentir el alejamiento o el empequeñecimiento del dolor;
o el uso de la imaginación para
graduar su presencia, incluso, en
algunos casos hasta hacerla desaparecer. Este tipo de metáforas suele ser
fácilmente aplicable en la mayoría de las personas.
Desplazamiento
del dolor. Consiste en transferir el dolor desde el punto donde se siente hasta otro punto del cuerpo
dónde se tolere más fácilmente y sea menos molesto.
Transformación
sensorial. Convertir el dolor en otra
sensación, de naturaleza y/o intensidad más manejables. Se trata de sustituir el dolor por otra sensación tolerable por la persona y
por lo tanto no incapacitante. Por ejemplo, asociar un color rojo con un dolor quemante o el azul
con uno punzante, visualizando cómo va
cambiando poco a poco el color junto a la sensación dolorosa.
Centrarse en
el dolor y/o incorporarle en las sugestiones. Por ejemplo, centrar la
atención en alguna característica en
particular, no desagradable o fácilmente
tolerable, como puede ser el uso de sugestiones específicas sobre el componente
calor de la sensación dolorosa. No evitando la sensación dolorosa, sino incorporarla y utilizarla como conexión
con otras sensaciones de bienestar. Por ejemplo, hacer sentir que de su dolor
surge la voz del/la terapeuta, dejándose envolver por las sensaciones de
tranquilidad que le transmite.
Distracción
activa. Se trata de imaginar un lugar
agradable, especial, en el que la
persona puede sentirse tranquila y segura, y en el que puede “refugiarse”
siempre que lo necesite. Se trata además
de que el/la paciente realice en ese lugar, alguna actividad apetecible y
en la que pueda implicarse de manera activa como caminar, bailar o nadar.
Amnesia. Se utiliza para olvidar los momentos
pasados de dolor y así disminuir el
miedo a los futuros episodios,
especialmente cuando el dolor es recurrente. También se utiliza en el manejo de los
síntomas anticipatorios asociados a los ciclos de quimioterapia o a los ciclos
menstruales en la dismenorrea.
La elección de
una técnica u otra va a depender de las expectativas del paciente y de su grado
de sugestionabilidad entre otras, así como de las propias particularidades del
dolor (frecuencia, intensidad o cualidad sensorial) o su cronicidad.
ALGUNAS ÁREAS
DE APLICACIÓN
- Dolores de cabeza. La mayoría de los dolores de cabeza son de tipo crónico que además del tratamiento médico paliativo, se benefician con la intervención psicológica.
- Migraña. Es el tipo de cefalea que mejor responde a la hipnosis.
- Cefalea tensional.
- Dolor de cabeza en racimos.
- Dolor de cabeza vascular.
- Manejo del dolor del cáncer.
- Dolor dental.
- Dolor temporomandibular.
- Bruxismo.
- Problemas osteoarticulares (dolor de espalda crónico...).
- Problemas musculares.
- Procedimientos médicos dolorosos (exploraciones dolorosas, curas…).
- Dolor por quemaduras.
Se utiliza la
analgesia hipnótica y demás
procedimientos hipnóticos en el manejo
de los diferentes tipos de dolor, como son el dolor de cabeza, o en problemas
osteoarticulares. Vemos que la hipnosis clínica se utiliza en una amplia
variedad de problemas médicos y
psicológicos, avalando su eficacia, especialmente en el área del dolor, una
amplia muestra científica. Y se considera como un procedimiento eficaz, bien
establecido y empíricamente validado.
El equipo de
CIPSA cuenta con psicólogas especialistas en Hipnosis Clínica y aplica esta
técnica dentro del marco de la Terapia Cognitiva Conductual en el manejo de los
procesos dolorosos en sus componentes cognitivo, conductual, emocional, psicofisiológico
y social.
Bibliografía de referencia
Hipnosis.
Antonio Capafons(2001), editorial Síntesis.
Hipnosis.
Fuentes históricas, marco conceptual y aplicaciones en psicología clínica. J.
Gil Roales-Nieto y G. Buela-Casal (2001) (eds.).
Tratamiento
del dolor mediante hipnosis y sugestión. Joseph Barber (1999) editorial Desclée
De Brouwer.
Berta Ayerbe García
Psicóloga,
Especialista Universitaria en Hipnosis Clínica