Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan. Vamos a completar el blog de la semana pasada. Me encanta imaginar que habéis hecho el ejercicio que os propuse de análisis personal y de comparación. Así descubriremos mejor si aportamos o no las características que tiene una buena amistad, y… aclaramos qué es eso de “Soy muy amigo de mis amigos”.
A lo largo de la vida vamos
estableciendo numerosas relaciones interpersonales en las que volcamos nuestro
afecto, dependiendo de la afinidad que sentimos
por esas personas, de la intensidad y frecuencia de la relación y de la
reciprocidad afectiva que sentimos (de forma más o menos consciente).
Para que una amistad crezca y se
desarrolle se necesita invertir y compartir TIEMPO. Es cierto que a veces hace
mucho que no vemos a los amigos y al reencontrarnos, sentimos que fue ayer
cuando nos vimos. Pero eso ocurre cuando se ha establecido una amistad
auténtica previamente.
Para considerar auténtica una
amistad, tienen que darse una serie de condiciones:
- Sinceridad: no decir una cosa y
hacer o pensar otra.
- Confianza: se respetan los
pactos; se es leal y trasparente.
- Se desea el bien del amigo, no
solo de palabra, sino de hecho.
- Disponibilidad: se está presente
cuando es necesario.
- Quien obtiene un beneficio no
debe aprovecharse, ni cansar agradeciéndolo.
- Valoración de las virtudes del
otro y aceptarlo como es.
- La amistad es fresca y ligera,
hasta cuando es heroica.
- No exige darlo todo ni mentir.
- No castiga, no amenaza, no hace
chantaje.
- La amistad es libre y serena y es
incompatible con la exclusividad.
- Un amigo es aquel a quien le
gusta hacer el bien a otro, desea hacérselo y considera que sus sentimientos
son correspondidos.
No sé si estáis de acuerdo en
todo o en parte. Ojalá os aporte cosas nuevas o haga conscientes cosas que ya
intuíais. No es tan fácil ser un buen amigo o encontrarlo. De hecho, siempre se
ha dicho que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Y eso no es solo porque sea
algo difícil de encontrar, si no por los beneficios que los científicos han
encontrado a la AMISTAD.
Los americanos, muy amigos de los
estudios, encuentran en algunas de sus investigaciones (Laura Klein, de la
Universidad Estatal de Pennsylvania) que no tener amigos puede ser tan dañino
para la salud como el tabaco o el sobrepeso.
Los vínculos sociales disminuyen
el riesgo de algunas enfermedades al reducir la tensión arterial, las
afecciones cardíacas y el colesterol, activa el sistema inmunológico. Las relaciones de amistad activan
ciertas áreas del cerebro liberan hormonas que facilitan la relajación y el
bienestar. El afecto que surge de la amistad
mejora nuestro equilibrio psicológico.
La amistad es una forma de amor
que se basa en la comunicación, el apoyo mutuo, la comprensión, el cariño. Esta
relación favorece la colaboración, el intercambio, el reconocimiento del otro,
la alegría compartida y reduce la agresividad la desconfianza y las actitudes
defensivas. Se reduce la incertidumbre,
mejora nuestro control y nuestra autoestima.
Favorece descubrir nuestra
singularidad, conocernos más y entendernos mejor a nosotros y al mundo y nos
ayuda a ver las cosas desde otros puntos de vista (empatía, mayor realismo). Combate y alivia la soledad
(inherente al ser humano y la existencia misma). El sentimiento de soledad se
combate mejor entre amigos que con la familia, ya que las relaciones familiares
no han sido elegidas y además con los amigos hay más reciprocidad.
Hasta aquí por hoy. La próxima
semana remataremos el tema, diferenciando la amistad con otras relaciones con
las que podemos confundirla. Además os daré algunas ideas para hacer amigos.
Un abrazo de 20sg
para cada lector.
Ángela Carrera
Psicóloga Clínica
Directora de CIPSA
No hay comentarios:
Publicar un comentario