Hola, de nuevo, a los lectores asiduos y
nuevo hola para los que se estrenan. Voy
a escribir, en esta ocasión, sobre
la autoestima. Ya,… ya sé que se
ha hablado mucho de ella. Pero por
algo será. Creo que es uno
de los aspectos más importantes, ya que lo
considero como el corazón de la personalidad. Si no tenemos una autoestima
equilibrada aparecen muchos problemas en nuestra vida, exterior e interior. Y también
ocurre que la mayor parte de
los problemas que sufrimos tienen una afectación de la autoestima. Así que un desequilibrio en ella es causa y
síntoma de problemas.
La autoestima es el valor que nos damos a
nosotros mismos. Es muy difícil resumir toooodo lo que
se puede decir de ella, desde distintas
causas, sus efectos, su importancia en la infancia y en
el equilibrio de las personas. Pero voy a intentar hacer un resumen de lo más básico.
Antes de valorar cualquier cosa, hemos
de saber sobre ella. Si
fuese una escultura y hemos de saber su valor, seguramente preguntaríamos de qué está hecha, consideraríamos su tamaño, si es única o está hecha en serie, quien la esculpió,…. Pues para saber cuál es nuestro valor
como personas hemos de conocernos también. Es fácil de decir pero no es
fácil de hacer, ya que a
veces no hemos pensado en ello y
en ocasiones no tenemos
suficiente vocabulario para describirnos.
Una vez hemos conseguido una descripción a
nivel físico, social, laboral y personal, estamos en condiciones de
valorarnos. Pero esto empieza complicarse,… ¿Qué le da valor a una persona? ¿Es
cierto que hay personas que valen más que otras? ¿Con qué criterios decidimos nuestro
valor y el de los demás?... Vamos
a colocar dos columnas. En
la derecha pondremos los aspectos que nos gustan y a la izquierda los que no
nos gustan. Y ahora subrayamos
las cosas que nos gustaría cambiar.
En general, la sociedad nos enseña a corregir
lo que hacemos mal pero nos refuerza y felicita poco por lo que hacemos bien.
Y, desde luego, no toma en
cuenta que la dicotomía bien/mal no es correcta, sino que hay que graduar desde penoso hasta
lo excelente. Pues bien, esa enseñanza hace que muchas veces no nos valoremos
porque estamos demasiado centrados en lo que no nos gusta de nosotros. Y estamos centrados en lo que no nos
gusta y creemos que debemos cambiar. Además, incluso, está mal visto que digamos lo que
nos gusta y eso lo dejamos en el olvido. Parece que solo tenemos valor como personas si
somos capaces de cambiar lo que no nos gusta. Pero la experiencia nos dice que
eso es muy muy difícil y que solo a veces se consiguen pequeños cambios.
¡Qué frustración llegamos a sentir! En realidad, es normal no conseguirlo, ya
que la perfección no existe. Una persona, por definición, tiene aspectos positivos y
negativos. No somos
ángeles ni demonios.
Además de comunicarme con vosotr@s
escribiendo, me encantaría que
hicierais algún ejercicio conmigo. La próxima semana seguiré hablando de autoestima.
Pero, si habéis hecho una
descripción de vosotros mismos en dos columnas + y -, seguramente que lo que os cuento os ayude de una
forma más concreta. Es importante
que anotéis al lado de cada característica, en qué grado la tenéis. Por
ejemplo, “soy sincera” 95%, “soy discreto” 60%, etcétera. Sabed que una característica considerada
positiva si se da en valores extremos puede ser negativa. En el caso de la sinceridad puede
llevarnos a hacer lo que yo llamo “sincericidios”.
Un abrazo de 20sg
para cada lector.
Ángela Carrera
Psicóloga Clínica
Directora de CIPSA
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