viernes, 31 de octubre de 2014

Viento Sur y su influencia en la Salud: 'El efecto Foehn'

imagen El Diario Montañés

Es bien conocido desde  Antigüedad que el clima y tiempo atmosférico afectan a la salud y al bienestar de las personasTodas las grandes culturas como los egipcios, griegos, romanos o árabes fueron conscientes del influjo de las variaciones bruscas de la meteorología y observaron como determinadas variables atmosféricas influían en el comportamiento y estado anímico de las personas. Entre estas variables destacamos el viento es una de las más influyentes debido a sus efectos negativos en la salud mental.

En la actualidad, los científicos estiman que una gran parte de la población es vulnerable a los cambios bruscos de temperatura, humedad y presión atmosférica. Constituyen el colectivo de las personas meteorosensibles o meteorolábiles. Las variaciones del tiempo atmosférico provocan en estas personas la aparición de estados psicopatológicos  que se desencadenan como consecuencia de cambios y variaciones en la actividad neurotransmisora central.

La meteorosensiblidad constituye no sólo un fenómeno en el que existen componentes más o menos subjetivas, sino una realidad biológica que se explica mediante las leyes de la neuroquímica. Al conjunto de agresiones psicosomáticas centradas preferentemente en la esfera del sistema nervioso central y derivadas de la acción de los diversos agentes ambientales lo definimos “estrés biotrópico”.

La biometeorología médica es la disciplina que se encarga de estudiar todos estos procesos fisiológicos y patológicos asociados con el enfermar humano y dentro de ella distinguimos la biometeorología psiquiátrica cuando nos referimos exclusivamente a las enfermedades mentales. El desplazamiento de grandes masas de aire y sobre todo las variaciones en la polaridad e intensidad de la carga iónica de la atmósfera constituyen las variables meteorológicas más frecuentemente  implicadas en el agravamiento de diversas patologías mentales.

Multitud de investigaciones médicas han conseguido relacionar el tiempo meteorológico y su acción sobre el sistema vegetativo, considerando la electricidad atmosférica y la acción de los iones positivos y negativos inhalados por el hombre a través del sistema respiratorio y la piel como el factor más importante. Soyka y Edmonds, a mediados de los años setenta ya hacían referencia en sus estudios sobre la influencia de la ionización ambiental en la salud mental.

La Organización Mundial de la Salud viene prestando especial atención desde 1975 a la electricidad atmosférica y a los procesos de ionización en la baja atmósfera por sus claras repercusiones en la salud de las personas. Sabemos que el cuerpo humano se comporta como una máquina bioeléctrica polarizada y que es sensible a toda la actividad electromagnética de su entorno.

Estados de ánimo 
Los estudios realizados a partir de principios del siglo XX demuestran que cuando el aire tiene una carga excesiva de iones positivos, adquiere efectos perturbadores que afectan a la salud y al estado anímico de las personas. Los episodios de Foehn y los vientos desérticos son claros ejemplos de cómo una descompensación en las cargas eléctricas del aire puede traducirse en la aparición o agravamiento de determinadas enfermedades meteorotrópicas.

El investigador Rivolier señaló que la calidad y cantidad de cargas eléctricas presentes en el aire es causa directa de profundas influencias psicopatológicas. Generalmente estas cargas se encuentran en la atmósfera a razón de cinco iones positivos por cuatro negativos, siendo este equilibrio esencial. Los iones negativos, constituidos en parte por oxígeno, tienen un efecto tónico y beneficioso, siendo normales en la naturaleza concentraciones de 2000-4000/cm3. Por el contrario, los iones positivos, compuestos parcialmente por CO2, tienen un efecto apático-deprimente y alterador del sistema nervioso. Se calcula que con la presencia de 1000-2000 iones positivos/cm3 en el aire ya puede aparecer sintomatología.

Las meteoropatías causadas por el viento afectan al ritmo cerebral y cardiaco, modifican la resistencia de la piel, cambian el metabolismo e incluso alteran la polaridad de la membrana celular. Stampli y Regli (1947), Lotmar y Haffelin (1955) estudiaron en Suiza como disminuía la resistencia capilar de las membranas poco después de que se desencadenase un episodio de Foehn.

Las perturbaciones en los campos electromagnéticos actúan sobre el agua corporal, de forma que las propiedades físicas y la distribución de coloides que se encuentran en suspensión, sufren cambios repentinos  y plenamente perceptibles. Estas variaciones, junto con la alteración de la permeabilidad en las membranas celulares, producen dinámicas alteradas de los flujos líquidos. Los cambios producidos en las propiedades físicas de esos líquidos orgánicos provocan alteraciones en sus retenciones, en las velocidades con que pasan a través de las membranas, en la presión sanguínea y en el rendimiento del corazón.

La capacidad de las células para absorber el agua se ve afectada, al igual que la conducción eléctrica entre los tejidos y la estimulación nerviosa. El Foehn es uno de los fenómenos meteorológicos más interesantes de estudio por su relación con las patologías mentalesEste fenómeno aparece cuando una masa de aire húmeda y fría choca con una cordillera, produciendo precipitaciones en la ladera de barlovento.

Posteriormente, cuando esta masa desciende por las laderas de sotavento, se convierte en una masa de aire seco y comprimido, produciendo una fuerte evaporación y disipación de las nubes. Este viento recalentado y deshidratado, desciende hacia el fondo de los valles provocando una elevación brusca de la temperatura de más de 10 grados en pocas horas y de 15 a 25 grados en dos o más días.

En las áreas donde sopla Foehn hay abundancia de cargas positivas, marcada subsidencia y casi ausencia completa de ozono, siendo este fenómeno especialmente potente en verano. Parece evidente y contrastado por multitud de estudios realizados, que el Foehn, así como los vientos terrales, cálidos y resecos, pueden agravar o aumentar localmente diversos trastornos psicológicos. Entre ellos, destacamos por su incidencia los trastornos depresivos, estados de ansiedad e inquietud, síndrome de agitación psicomotriz, irritabilidad, jaquecas, disminución de la atención, excitación nerviosa y muy especialmente el aumento de la agresividad.

Con el aumento brusco de temperaturas y la disminución de la humedad, las glándulas endocrinas se excitan liberando adrenalina, e incluso agotan las cápsulas suprarrenales en situaciones crónicas. El sistema nervioso y endocrino se ve alterado, modificándose los niveles de azúcar en sangre, relación calcio/potasio, así como los niveles de sodio, fosfatos y magnesio.

Clima y Salud 
Países como Alemania, Suiza, EEUU, Israel o Japón llevan muchos años estudiando los efectos nocivos que tiempo atmosférico y clima  causan en la salud mental, informando y difundiendo el resultado de sus investigaciones en los foros científicos, además de acercar esta información a la sociedad. En España, desgraciadamente, es muy escaso el número de investigaciones científicas interesadas en estudiar las relaciones existentes entre determinados fenómenos meteorológicos y las patologías psiquiátricas asociadas a ellos.

Sería interesante y necesario a la vez, el aumento de estudios de las situaciones meteorológicas más influyentes en el transcurso de las enfermedades meteorotrópicas. Consecuentemente, se podría diseñar un conjunto de medidas médicas preventivas ante la presencia de situaciones meteorológicas peligrosas para el colectivo de personas meteorosensibles y sobre todo para los enfermos que padezcan trastornos psíquicos

Juan Carlos Molina García, GPV de Valencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario