CLAVES PARA FOMENTAR LAS CAPACIDAES DE
NUESTROS/AS HIJOS/AS
En la difícil tarea de educar a nuestros/as
hijos/as, tenemos que responder no solo a necesidades básicas, como la
alimentación y otros cuidados básicos, si no también a sus necesidades
emocionales e intelectuales. La familia debe, por un lado, ofrecer un ambiente
de seguridad y afecto que anime al niño/a explorar el mundo que lo rodea y a
aprender de él. Por otro lado, los padres ayudan a descubrir y desarrollar las
capacidades y habilidades personales del niño/a, proporcionando la estimulación
y los recursos necesarios para ello.
Desarrollo
de la inteligencia
Tradicionalmente se definía la inteligencia
como una capacidad única, en gran medida hereditaria y estable (no se puede
cambiar); la inteligencia de una persona podía medirse y cuantificarse en el Cociente Intelectual (CI). Actualmente
esta concepción rígida ha sido sustituida por otras basadas en la idea de que
la inteligencia es algo que cambia y se desarrolla en función de las
experiencias que la persona tiene a lo largo de su vida.
Hoy en día parece haber acuerdo en que la
inteligencia es el resultado de la interacción entre los factores biológicos y
ambientales, siendo por tanto educable. De ahí la importancia del contexto en el
que se desarrolla el niño/a: familia, profesorado, compañeros/as, amigos/as,
medios de comunicación, etc.
La teoría de Gadner (1983) ha influido
notablemente en la Psicología; en su Teoría
de las Inteligencias Múltiples afirma la existencia de varias inteligencias
en el ser humano, en lugar de una sola definida por el CI. Habla de que hay, al
menos, ocho: inteligencia lingüística, la lógico-matemática, la espacial, la
corporal-Kinestésica, la musical, la interpersonal, la intrapersonal y la
natural. Estas inteligencias, aunque son independientes, interactúan unas con
otras. Nuestros hijos/as habitualmente tienen todas las inteligencias y
probablemente podrán desarrollar cada una de ellas de manera adecuada. Nuestra
labor como padres es la de facilitar ese desarrollo sin olvidar que la
inteligencia es valiosa, pero la personalidad es más importante (Gadner, 1999).
Educación
emocional
La familia desempeña un papel importante en el
desarrollo emocional y social del niño/a, a través de la promoción de una buena
autoestima, la enseñanza de límites y la tolerancia a la frustración, la comprensión
y regulación de sus emociones y estados de ánimo, la motivación por aprender y
por mejorar, etc. Todos estos aprendizajes son fundamentales para que nuestro
hijo/a pueda responder a los retos de la vida diaria.
Aspectos
a tener en cuenta
ü Cada niño/a es único/a. Respete su propio proceso madurativo.
ü Los padres han de acompañar a sus hijos/as en su desarrollo, sirviendo
como guía, sin caer en querer a toda costa que sean exactamente como nosotros
deseamos. Respete sus propios gustos, preferencias e intereses.
ü Fomente su autonomía cediéndole progresivamente responsabilidades en
las tareas (deberes escolares, obligaciones en casa, etc).
ü Promueva el hábito de la lectura ya que ésta constituye el principal
vehículo hacia el conocimiento.
ü No sobrecargue su agenda con actividades extraescolares. Su hijo/a
necesita jugar y/o disfrutar del tiempo libre de manera espontánea.
ü Mantenga contacto frecuente y fluido con el profesorado.
ü Si su hijo/a presenta características especiales (dificultades de
aprendizaje, bajas o altas capacidades, problemas visuales o auditivos, etc)
busque asesoramiento especializado sobre la mejor manera de responder a ellas.
ü El fin último de la educación de nuestro/a hijo/a es dotarle de
estrategias y recursos que le permitan desarrollar sus capacidades, adaptarse
al mundo que lo rodea y construir su propia felicidad.
Verónica Lamadrid
Psicóloga Especialista en Intervención en
Dificultades del Aprendizaje
Departamento de Psicología Educativa del
Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud (CIPSA)
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