La crisis de
angustia es un episodio de miedo intenso, que aparece repentinamente y de forma
desproporcionada, y que provoca una sensación generalizada de malestar.
En los últimos
tiempos ha crecido considerablemente el número de personas afectadas por crisis
de angustia. Dado que su sintomatología es principalmente física, en muchas
ocasiones puede llegar a confundirse con un infarto. ¿Cómo reconocer entonces
cuándo se trata de una crisis de angustia?
En primer lugar,
la persona presenta a nivel corporal síntomas como palpitaciones, dificultad
respiratoria, dolor pectoral, temblores, sensación de mareo e inestabilidad,
náuseas, molestias abdominales y sensación de ahogo.
Por otra parte,
también implica síntomas psicológicos. La persona puede apreciar una sensación
de “despersonalización” como de no reconocerse a sí misma. Experimenta también
un miedo intenso a morir o a perder el control y enloquecer. En algunos casos
padecen también la sensación de “parestesia”, por la que se percibe un
hormigueo o entumecimiento de las extremidades.
Por lo general,
estas crisis pueden durar entre 10 minutos y media hora. Limitan el desarrollo
de actividades cotidianas, fundamentalmente porque generan un miedo
anticipatorio de que volverán a suceder, lo que condiciona a la persona.
Además, puede presentarse el problema de que, aunque la crisis de angustia haya
sucedido en un contexto concreto, el sujeto lo generalice a otros, y eso le
condicione aún más.
¿Cómo afrontar
la crisis de angustia?
La intervención
en terapia se dirige a ayudar a la persona a vencer el miedo que le provocan
los síntomas de angustia, demostrándole que no son letales y que además se
pueden controlar con técnicas de relajación y control de respiración.
Las
recomendaciones para vencerlos van en la línea de las siguientes:
- Recuerda que
aunque estos sentimientos son muy atemorizantes, no son dañinos ni letales
- Lo que estás
experimentando es una reacción “exagerada” o intensificada de lo que sería una
reacción normal de estrés
- Intenta
aceptar lo que estás sintiendo, poco a poco bajará de intensidad
- Trata de
distraerte cuando baje el nerviosismo, pasea, charla con alguien…
Del mismo modo,
también se dan consejos a la familia y amigos de la persona que padece la
crisis de angustia. Se recomienda que no trivialicen lo que está sintiendo, que
sean comprensivos y tengan paciencia. Es bueno que les animen a acudir a ayuda
profesional, y sobre todo que compartan actividades distractoras.
Constanza Reyero Fernández
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