Hay quienes pueden mirar con
incredulidad a una pareja que lleva unida más de 30 años, pensando tal vez que
el enamoramiento se les fue hace tiempo, que el deseo se esfumó hace aún más y
que el sexo (o el buen sexo) es ahora un viejo recuerdo que guardan bajo llave
en un rincón. Tal vez no les falte razón, porque ¿puede realmente, una pareja que
lleva unida más de 20 o 30 años sobrevivir al peso y al paso de los años? ¿Es
posible amar y desear con la misma intensidad del principio? Aunque pueda
parecer utópico o algunos lo vean casi como una hazaña en nuestros días,
todavía hay quienes a pesar del tiempo, mantienen muy viva eso que muchos
llaman, la llama del amor.
No sólo lo avala la experiencia
de miles de parejas que siguen juntas hasta el final de sus días más enamoradas
aún si cabe que el primer día, también la neurociencia ha demostrado que el
amor y el deseo sí pueden sobrevivir al paso del tiempo. "Del mismo modo
que hay relaciones que no aguantan, algunas sí lo hacen, y aquellas que
sobreviven es porque han sabido conservar esa llama que sigue tan fuerte como
cuando eran jóvenes", asegura a EL MUNDO Manuel Mas García, catedrático de
Fisiología de la Universidad de La Laguna y director del Centro de Estudios
Sexológicos (CESEX).
Este profesor participó en el VI
Encuentro de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual,
organizado por el Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud (CIPSA),
celebrado recientemente en Santander. En su ponencia, 'La neurobiología del
amor y el desamor' expuso, entre otros temas, cómo la ciencia demuestra que
una pareja madura que lleva unida muchos años, puede sentir igual o más que
cuando era más joven: "La neurociencia nos corrobora que se puede llegar a
edades avanzadas sin perder las ganas de amar, respecto a la
juventud".
Qué dice el cerebro. En relación
al amor, se han hecho algunos estudios, sobre todo en personas jóvenes, que
declaran estar muy enamoradas de sus parejas, mediante resonancias magnéticas y
se ha comprobado cómo al exponerlas a fotos de la persona amada se produce una
activación más intensa de ciertas zonas del cerebro que corresponden, sobre
todo, a los llamados circuitos de recompensa cerebral como es, por ejemplo, el
núcleo accumbens. Incluso, cuando se muestran fotos de la persona amada
alternadas con otras fotos de personas del mismo sexo que el de su pareja, con
grados similares de atractivo físico, el cerebro responde con una activación
mayor cuando aparece la foto de la persona deseada. Además, "en estos
estudios se ha comprobado que no hay diferencias entre hombres y mujeres ni
tampoco en la orientación sexual. Los cerebros responden igual",
aclara Mas.
Estas investigaciones responden,
sobre todo, a gente joven pero, ¿qué ocurre con el tiempo? En el año 2011, un
estudio de la publicación Social Cognitive and Affective Neuroscience analizó la
activación del cerebro en cuanto al amor en personas que tenían una relación
larga (un promedio de 20 años). Según explica este especialista, a estas
personas se les puso igualmente fotos de su persona amada junto con otras de
personas del mismo sexo y parecidas en atractivo físico. Se vio que igualmente
la zona correspondiente a los circuitos de recompensa cerebral (como el núcleo accumbens)
se activó más cuando veían la imagen de su pareja y, además, hay una relación
positiva con el tiempo que se lleve con esa pareja. "Es decir, a más
años, más activación", afirma Mas.
Del mismo modo, en estas mismas
personas, se ve que hay otras regiones del cerebro como es el hipotálamo o el
hipocampo que se relacionan también con la frecuencia de relaciones sexuales
que mantengan. Por lo cual, subraya este especialista, "no significa que
toda relación larga esté condenada a morirse de aburrimiento".
Mantener la pasión. Como para
casi nada en la vida, no existe una fórmula mágica, mucho menos si hablamos de
amor. Sin embargo, sí hay ciertos elementos que unidos pueden ayudar a que una
pareja siga tan viva como al principio. "Es clave que la pareja evolucione
personal y relacionalmente de forma compatible. Que sigan compartiendo
objetivos vitales, ilusiones y expectativas que sirvan para mantenerles
unidos", expone Carlos San Martín Blanco, doctor en Medicina, sexólogo y
director del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud (CIPSA), de
Santander.
El número de rupturas
matrimoniales ha aumentado considerablemente desde 1981, año en que se aprobó
en España la Ley de Divorcio. Por dar datos recientes, según el Instituto
Nacional de Estadística, en 2014 se produjeron un total de 105.893 rupturas
(sentencias de nulidades, separaciones y divorcios), lo que supuso una tasa de
2,3 por cada 1.000 habitantes. Según este organismo, el total de sentencias en
2014 experimentó un aumento del 5,4% respecto al año anterior. "En España,
se separan o divorcian más de un tercio de las parejas y además lo hacen
mayoritariamente al final de la primera década de convivencia", añade San
Martín.
Son muchas las
causas de una ruptura pero fundamentalmente detrás de cada una de
ellas se encuentra el desamor, el desencuentro y la frustración. "Todos
estos aspectos pueden estar provocados por muchas razones y por muchos
conflictos, pero el denominador común es el desamor", insiste este
especialista.
Pese a todo, existe una luz de
esperanza, pues una pareja puede seguir fomentando toda la vida su relación
erótica y es capaz de seguir mirándose desde el deseo. "Un deseo que se
transforma a lo largo de los años pero que se puede seguir viviendo como un
valor positivo. Hay que fomentar ese deseo intentando salir de la rutina y
haciendo que sea deseable desear", concluye San Martín.
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