Esta semana
pasada se ha conocido la noticia de la puesta en libertad de Javier García
Marín, “el Cuco”, implicado en la desparición de Marta del Castillo. El joven
ha permanecido internado en un centro de menores durante 2 años y 8 meses, y
ahora tiene que permanecer 13 meses en libertad vigilada, y después será
definitivamente libre.
Casos como este,
en los que se conocen actos terribles cometidos por menores, crean un
importante debate en la opinión pública sobre la “benevolencia” de la Ley del
Menor y la posibilidad real de conseguir la reinserción social de estos
jóvenes.
A este respecto,
existe un gran desconocimiento sobre la labor que profesionales de la
Psicología y la Educación Social llevan a cabo. En los centros se trabaja con
programas basados en una intervención educativa, promoviendo cambios en sus
conductas y actitudes. Se potencia la educación en valores y un estilo de vida
saludable, además de promover una intervención familiar más profunda.
Los jóvenes que
cumplen condenas en reformatorios, una vez que el equipo de psicólogos y
educadores observa que van mejorando su actitud, son instalados en pisos con
otros compañeros y a cargo de un tutor. Allí hacen una vida lo más normal
posible, alejados de su entorno disfuncional y dentro de programas de estudio y
trabajo a cargo de las Diputaciones o Delegaciones de reinserción social.
Los psicólogos
que trabajan con ellos tienen una importante labor. Proporcionan un apoyo
fundamental con programas de autoestima y desarrollo personal, habilidades
sociales, preparación laboral… además de esa función de tratamiento de los
déficits educacionales adquiridos en familias disfuncionales.
Y ahí está la
pregunta: ¿son realmente efectivos estos programas? Sí. Desgraciadamente, casos
tan terribles como el de Sandra Palo o Marta del Castillo puede que sigan
sucediendo, pero también hay miles de casos, esos que no salen en las noticias,
que sí logran su reinserción. Lo que se debe conseguir es, por supuesto,
compensar las dos cosas: una pena realmente ajustada al delito que han
cometido, y proporcionarles una segunda oportunidad una vez cumplida.
Constanza Reyero
Depto. Clínica CIPSA
Constanza Reyero
Depto. Clínica CIPSA
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