jueves, 30 de diciembre de 2010

TURISMO SEXUAL


   El turismo sexual es una forma distinta de hacer turismo, que tiene como objetivo mantener relaciones sexuales, normalmente con prostitutas en el país de destino. Entre las motivaciones y causas que impulsan a realizar el turismo sexual se encuentran: mayor tolerancia e impunidad del delito por parte de las autoridades, precios más bajos; ya que; la mayoría de los destinos son a países en vías de desarrollo, mayor privacidad, grupos étnicos más atractivos, y el cliente prefiere la forma de trabajar de las prostitutas extranjeras o le excita más el sexo en un entorno tropical.
Marruecos, Brasil, Camboya, China, Cuba, México, Zambia, Tailandia, Indonesia, Rusia, Hungría y República Checa; están entre los países más demandados por el viajero que busca realizar turismo sexual.
   Pero, ¿quiénes realizan este tipo de turismo? ¿Qué les gusta o cuales son sus intereses?; son algunas de las preguntas que nos podemos hacer alguna vez. Pues bien, los turistas sexuales no son un grupo homogéneo y aunque la mayoría suelen ser varones, también algunas mujeres ven en este turismo una oportunidad de satisfacer sus deseos. Estos pueden proceder tanto del extranjero como de la propia nación y su estatus económico puede ser tanto de clase media como media-alta; y de los cuales; algunos se caracterizan por poseer ciertas desventajas sociales. Aunque no cuenten con unas características físicas determinadas, ni un patrón de comportamiento específicos que los distinga de los demás; es posible hacer una categorización en tres tipos distintos de turistas sexuales:
   El Turista sexual ocasional que abusa de niños y adolescentes como una forma de experimentar algo nuevo o cobijado por el anonimato y la impunidad que le otorga ser turista. No tienen preferencia sexual exclusiva por niños y adolescentes.
Frecuentemente, el abusador ocasional es un turista sexual que no hace distinciones, y a quien se le presenta la oportunidad de interactuar sexualmente con un menor de 18 años. La mayoría de los turistas sexuales son abusadores ocasionales.
   El Turista sexual preferencial muestra una clara inclinación sexual hacia los niños y adolescentes. Potencialmente tienen la capacidad de sentir atracción sexual hacia adultos pero buscaran activamente a menores para mantener contacto sexual con ellos. Este tipo de turista va en busca de niños púberes o adolescentes y es importante distinguirle del tercer tipo, el pedófilo.
   El pedófilo manifiesta fantasías sexuales recurrentes e impulsos sexuales o comportamientos  que implican actividad sexual con niños de 13 años o menos. Este tipo de turista; al igual que el anterior; son la minoría de los turistas sexuales. Quizás, en este caso se deba a que no consideran que el contacto sexual con niños sea dañino.

 Aunque se diera el caso de que no hubiera contacto sexual con el niño o adolescente por parte de un turista, es un acto que tiene graves consecuencias para la victima de la prostitución.
Tales consecuencias, pueden ser: padecer enfermedades de transmisión sexual, abortos inducidos y enfermedades generadas por la deficiente alimentación. Además, también pueden presentar adicción a ciertas sustancias; ya que; son inducidas u obligadas a consumir alcohol y drogas. Como norma general, padecen deterioro psicológico, por lo que; la mayoría de las victimas si tienen la posibilidad deberían seguir un tratamiento psicológico para superar el trauma que sufren por haber estado sometidas a fuerte presión y coerción  y a una de las consecuencias que se da en ellas, la depresión.
   Como muestra de que esta situación es una realidad en constante crecimiento, en 2002 la Organización Mundial de Turismo (OMT) presento un estudio titulado “La incidencia de la explotación sexual de los niños en el turismo”. En este informe realizado en Tailandia, Camboya e Indonesia se comprobó que era un tipo de turismo cuya actividad económica lucrativa estaba cada vez más articulada a nivel global y que incluía no solo la prostitución, sino también la producción, distribución de pornografía y el tráfico de personas, incluyendo aquí a los niños.

Verónica González Abascal

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