La Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO) define la Salud Sexual como “la
experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar físico,
psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad". La salud sexual se
observa en las expresiones libres y responsables de las capacidades sexuales
que propician un bienestar armonioso personal y social, enriqueciendo -de esta
manera- la vida individual y social”.
Pese a que el concepto de Salud Sexual
se estableció por parte de la OMS en la década de los setenta, hace menos de
dos décadas que su promoción comienza a ser tenida en cuenta desde el ámbito
social y sanitario.
Por ello, el objetivo de este día
Europeo de la Salud Sexual, al igual que el 8 de Septiembre, establecido como
Día Mundial de la Salud Sexual, es ser
un recordatorio que favorezca la promoción de una mayor conciencia social sobre
la salud sexual alrededor del mundo.
En un mundo en que es necesario aceptar
la diversidad sexual, debemos recordar que la promoción de la salud sexual es
fundamental para la consecución de la salud, una buena calidad de vida y un
buen nivel de bienestar.
La salud sexual que debemos promover y
defender integra además los derechos sexuales, que son derechos humanos
universales basados en la libertad, dignidad e igualdad inherentes a todos los
seres humanos. Y dado que la salud es un derecho humano
fundamental, la salud sexual debe ser un derecho humano básico, pues es esencial
para el bienestar individual, interpersonal y social. Estos derechos sexuales, aprobados por
primera vez en España durante la celebración en 1997 del XIII Congreso Mundial
de Sexología, se pueden agrupar en cuatro básicos: El derecho a la libertad, diversidad y
salud sexual; el derecho a la información sexual y a la anticoncepción; el
derecho a la maternidad libre y responsable, y a la interrupción voluntaria del
embarazo; y el derecho a la protección de toda persona frente a cualquier forma de
violencia sexual y de género.
Las personas y comunidades que disfrutan
del bienestar sexual están mejor preparadas para contribuir a la erradicación
de la pobreza individual y social, y por tanto, la promoción de la salud sexual
fomenta la responsabilidad individual y social, además de las relaciones
equitativas e igualitarias, que contribuyen a mejorar la calidad de vida. La Salud Sexual no sólo puede verse
amenazada por el incumplimiento de los derechos sexuales en nuestras
sociedades, sino que además, son numerosos los procesos patológicos que afectan
y condicionan nuestro desempeño sexual satisfactorio. Enfermedades con una alta prevalencia
como las alteraciones cardiovasculares, diversos trastornos psicopatológicos,
enfermedades metabólicas como la diabetes o el empleo de ciertos fármacos son
algunas de las alteraciones capaces de afectar nuestra salud sexual.
La adquisición de hábitos de vida
saludables, que contribuyen a nuestro bienestar general, influyen también de
forma determinante en nuestra calidad de vida sexual. Por ello es esencial el compromiso de
los profesionales sanitarios, especialmente de la Atención Primaria, en la
detección, valoración e intervención en todas aquellas disfunciones o
dificultades sexuales secundarias a otras patologías o producto de miedos o
traumas. También es importante promover entre la
población la visión de la sexualidad como un valor positivo, que no termina con
la edad sino que se transforma a lo largo del proceso vital y se puede seguir
disfrutando durante toda la vida.
Dr.
Carlos San Martín Blanco
Doctor
en Medicina. Sexólogo. Coordinador del Grupo de Trabajo de Sexología de
SEMERGEN. Secretario General de la Academia Española de Sexologia y Medicina
Sexual
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