Es domingo por la tarde y sus
pequeñas manos empiezan a sudar. Un habitual nudo de angustia le aprieta la
boca del estómago. Tiene miedo. Puede decir sus años con los dedos de las dos
manos pero ya siente una angustia más propia de los mayores que de los niños.
Cada minuto que pasa es peor. Cada vez queda menos para que sea lunes y, por
tanto, para ver a sus compañeros de clase, esos que le hacen sentirse menos que
nadie y que matan cada una de sus sonrisas.
Así se sienten miles de niños
víctimas del acoso escolar, conocido como 'bullying' entre los expertos (cuya
traducción literal del inglés sería matonismo). Algunos casos de suicidio de
jóvenes por no poder soportar la presión de sus compañeros ha hecho que la
opinión pública tome conciencia de este asunto que convierte el colegio en un
auténtico 'infierno' para los pequeños atacados. En Cantabria un estudio realizado
al respecto, 'Convivencia entre escolares de Secundaria de Cantabria', señala
que el 5% de los alumnos se queja del trato recibido por sus compañeros, y en
un 17% de los casos sufrieron violencia física.
¿QUÉ ES EL 'BULLYING'?
Se define el 'bullying' como «una
forma de maltrato que consiste en una serie de conductas abusivas, intimidación
o acoso, más o menos sutil, pero sistemático y prolongado». «Tiene como
objetivo dañar, lesionar, destruir, humillar y, por tanto, atenta contra la
persona, su dignidad e integridad».
¿DÓNDE Y CÓMO SUCEDE?
A diferencia del 'mobbing', acoso
laboral, el 'bullying' tiene los centros escolares como centro de acción. Los
profesores difícilmente tendrán conocimiento de la situación porque se trata de
un acoso 'invisible' para los adultos, en la mayoría de casos. El acosador lo
hace en los baños, los pasillos, el comedor o el recreo, aprovechándose de la
ausencia de mayores y de la soledad de la víctima o la única presencia de espectadores
mudos.
LAS ACCIONES DE AGRESIÓN
Los 'bullies' o intimidadores
pueden ejercer su acción contra su víctima de muy diversas formas: les golpean
sin motivo alguno; les molestan o provocan continuamente; les acosan
físicamente, con empujones y golpes; les nombran de una forma desagradable o
despectiva; les agreden verbalmente; generan rumores, mentiras o bulos sobre la
persona; envían notas anónimas amenazantes; les aíslan del grupo; destruyen o
atacan sus pertenencias; les fuerzan a darles dinero o sus objetos personales;
les ofenden por alguna característica o rasgo físico que les distingue del
resto; les atemorizan con amenazas de probables acciones contra ellos o sus
familiares o les molestan por su situación económica, intelectual o racial.
LOS SÍNTOMAS EN EL AGREDIDO
¿Cómo pueden detectar unos padres
que su hijo está siendo víctima del 'bullying'? El acoso provoca una serie de
síntomas tanto emocionales como físicos en los niños y niñas que lo padecen,
que no sólo sufren en el momento mismo de la agresión, sino también cuando
recuerdan su 'infierno' en las aulas o cuando anticipan su vuelta al colegio.
Entre los síntomas emocionales se
encuentran: una reducción de la memoria y la concentración; decaimiento,
depresión; apatía, falta de iniciativa o desgana; irritabilidad; ira;
inquietud, nerviosismo; inseguridad; hipersensibilidad; tendencia al
aislamiento, la soledad y una baja autoestima.
En el plano físico los agredidos
sufren: dificultades para conciliar el sueño o despertares durante la noche;
dolores en el estómago, el pecho, de cabeza, musculares, o en la nuca; vómitos,
náuseas y diarreas; falta de apetito; un nudo en la garganta; el llanto;
sequedad en la boca; palpitaciones; sudoración, sofocos o falta de aire. En
otros niveles, el 'bullying' también se manifiesta en un fracaso y absentismo
escolar alarmantes.
PROTAGONISTAS DEL 'BULLYING'
> LA VÍCTIMA
Las víctimas del 'bullying'
suelen ser personas que el agresor envidia en algún sentido o que provocan sus
celos por su modo de vivir, su situación académica, familiar, su carisma. Para
definir al acosado, podemos emplear adjetivos como sensible, honrado, benévolo,
ingenuo, dependiente, con tendencias a la culpabilidad, manso, influenciable,
inteligente y muy sociable. El acosador, al principio, se acerca muy
amablemente y luego empieza su agresión. Esto provoca que los acosados se
aíslen y pierdan su confianza en la gente.
> EL AGRESOR
> EL AGRESOR
El agresor es un
simulador con capacidad superficial de encanto, con un estilo de vida
parasitario, es decir, son vagos en potencia. Los 'bullies' tienen un sentido grandioso de sus
propios méritos; creen tener siempre la razón; son mentirosos sistemáticos; no
tienen remordimientos ni sentimientos de culpa; son manipuladores; no poseen la
capacidad de empatizar (ponerse en el lugar del otro); son narcisistas y
piensan que lo que hacen no va a tener consecuencias para ellos y, si las
tiene, no les importa.
> LOS TESTIGOS
En los episodios de 'bullying'
hay un tercer actor, junto a la víctima y al agresor se encuentran los
espectadores o testigos mudos, el resto de compañeros. Su situación es
complicada. Están ubicados en tierra de nadie, porque si conocen el acoso y no
lo denuncian colaboran a él de forma indirecta.
Si la gente hablara más se
producirían menos casos, pero no dicen nada porque piensan que si denuncian les
tacharían de chivatos y les atacarían a ellos. Al vivir de forma cotidiana las
situaciones de injusticia se produce habituación y se acostumbran a que suceda
y no pase nada. Pero son cómplices si lo saben y no lo dicen.
¿CÓMO FRENAR LOS ATAQUES?
Una buena medida para frenar la
escalada de casos sería colocar monitores o cuidadores en los lugares de
riesgo, aquellos en los que los agresores se aprovechan de la ausencia de
adultos. Como tratamiento de urgencia se debe separar a la víctima de su
agresor. En todos los casos que he tratado se ha ido del colegio la víctima, no
el agresor, cuando debe ser él quien salga de ahí. Los centros escolares deben
ejercer una respuesta más dura y presentar a los agresores las consecuencias de
sus acciones.
¿CÓMO SUPERAR EL 'BULLYING'?
Los pequeños, tanto agredido como
agresor, deben acudir a psicólogos para superar sus traumas. A los primeros se
les enseñarán habilidades sociales, rebajando su ira y su sentimiento de culpa
y a los segundos se les mostrarán los beneficios derivados de su cambio de
actitud.
Si en algo coinciden los expertos es en la influencia negativa de la televisión
en los pequeños. En los últimos años han proliferado series, como 'Los Serrano', en las que los protagonistas
infantiles son unos predelincuentes, acosan a sus compañeros, se ríen de ellos
y de sus profesores y engañan a sus padres. La representación de la familia que
se ve en televisión es muy negativa, entonces en comparación con lo que pueden
hacer sus hijos, los padres creen que no es tan grave. La televisión es un moldeador social y está permitiendo la agresividad como
resolución de conflictos, cuando no hay ninguna justificación para permitir la
violencia. Los profesores, como educadores y junto a los padres, deben comprometerse para
superar este problema. En los colegios todavía se invierte más en ordenadores
que en psicólogos. Faltan profesionales que aporten la educación emocional a
los alumnos.
Ni una víctima más. Ni un niñ@ menos.
Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga especialista en Psicología Clínica
Directora de CIPSA
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