viernes, 22 de enero de 2016

Acoso escolar: Terror en las Aulas


Es domingo por la tarde y sus pequeñas manos empiezan a sudar. Un habitual nudo de angustia le aprieta la boca del estómago. Tiene miedo. Puede decir sus años con los dedos de las dos manos pero ya siente una angustia más propia de los mayores que de los niños. Cada minuto que pasa es peor. Cada vez queda menos para que sea lunes y, por tanto, para ver a sus compañeros de clase, esos que le hacen sentirse menos que nadie y que matan cada una de sus sonrisas.

Así se sienten miles de niños víctimas del acoso escolar, conocido como 'bullying' entre los expertos (cuya traducción literal del inglés sería matonismo). Algunos casos de suicidio de jóvenes por no poder soportar la presión de sus compañeros ha hecho que la opinión pública tome conciencia de este asunto que convierte el colegio en un auténtico 'infierno' para los pequeños atacados. En Cantabria un estudio realizado al respecto, 'Convivencia entre escolares de Secundaria de Cantabria', señala que el 5% de los alumnos se queja del trato recibido por sus compañeros, y en un 17% de los casos sufrieron violencia física.

¿QUÉ ES EL 'BULLYING'?
Se define el 'bullying' como «una forma de maltrato que consiste en una serie de conductas abusivas, intimidación o acoso, más o menos sutil, pero sistemático y prolongado». «Tiene como objetivo dañar, lesionar, destruir, humillar y, por tanto, atenta contra la persona, su dignidad e integridad».

¿DÓNDE Y CÓMO SUCEDE?
A diferencia del 'mobbing', acoso laboral, el 'bullying' tiene los centros escolares como centro de acción. Los profesores difícilmente tendrán conocimiento de la situación porque se trata de un acoso 'invisible' para los adultos, en la mayoría de casos. El acosador lo hace en los baños, los pasillos, el comedor o el recreo, aprovechándose de la ausencia de mayores y de la soledad de la víctima o la única presencia de espectadores mudos.

LAS ACCIONES DE AGRESIÓN
Los 'bullies' o intimidadores pueden ejercer su acción contra su víctima de muy diversas formas: les golpean sin motivo alguno; les molestan o provocan continuamente; les acosan físicamente, con empujones y golpes; les nombran de una forma desagradable o despectiva; les agreden verbalmente; generan rumores, mentiras o bulos sobre la persona; envían notas anónimas amenazantes; les aíslan del grupo; destruyen o atacan sus pertenencias; les fuerzan a darles dinero o sus objetos personales; les ofenden por alguna característica o rasgo físico que les distingue del resto; les atemorizan con amenazas de probables acciones contra ellos o sus familiares o les molestan por su situación económica, intelectual o racial.

LOS SÍNTOMAS EN EL AGREDIDO
¿Cómo pueden detectar unos padres que su hijo está siendo víctima del 'bullying'? El acoso provoca una serie de síntomas tanto emocionales como físicos en los niños y niñas que lo padecen, que no sólo sufren en el momento mismo de la agresión, sino también cuando recuerdan su 'infierno' en las aulas o cuando anticipan su vuelta al colegio.

Entre los síntomas emocionales se encuentran: una reducción de la memoria y la concentración; decaimiento, depresión; apatía, falta de iniciativa o desgana; irritabilidad; ira; inquietud, nerviosismo; inseguridad; hipersensibilidad; tendencia al aislamiento, la soledad y una baja autoestima.

En el plano físico los agredidos sufren: dificultades para conciliar el sueño o despertares durante la noche; dolores en el estómago, el pecho, de cabeza, musculares, o en la nuca; vómitos, náuseas y diarreas; falta de apetito; un nudo en la garganta; el llanto; sequedad en la boca; palpitaciones; sudoración, sofocos o falta de aire. En otros niveles, el 'bullying' también se manifiesta en un fracaso y absentismo escolar alarmantes.

PROTAGONISTAS DEL 'BULLYING'

> LA VÍCTIMA
Las víctimas del 'bullying' suelen ser personas que el agresor envidia en algún sentido o que provocan sus celos por su modo de vivir, su situación académica, familiar, su carisma. Para definir al acosado, podemos emplear adjetivos como sensible, honrado, benévolo, ingenuo, dependiente, con tendencias a la culpabilidad, manso, influenciable, inteligente y muy sociable. El acosador, al principio, se acerca muy amablemente y luego empieza su agresión. Esto provoca que los acosados se aíslen y pierdan su confianza en la gente.

> EL AGRESOR
El agresor es un simulador con capacidad superficial de encanto, con un estilo de vida parasitario, es decir, son vagos en potencia. Los 'bullies' tienen un sentido grandioso de sus propios méritos; creen tener siempre la razón; son mentirosos sistemáticos; no tienen remordimientos ni sentimientos de culpa; son manipuladores; no poseen la capacidad de empatizar (ponerse en el lugar del otro); son narcisistas y piensan que lo que hacen no va a tener consecuencias para ellos y, si las tiene, no les importa.

> LOS TESTIGOS
En los episodios de 'bullying' hay un tercer actor, junto a la víctima y al agresor se encuentran los espectadores o testigos mudos, el resto de compañeros. Su situación es complicada. Están ubicados en tierra de nadie, porque si conocen el acoso y no lo denuncian colaboran a él de forma indirecta.

Si la gente hablara más se producirían menos casos, pero no dicen nada porque piensan que si denuncian les tacharían de chivatos y les atacarían a ellos. Al vivir de forma cotidiana las situaciones de injusticia se produce habituación y se acostumbran a que suceda y no pase nada. Pero son cómplices si lo saben y no lo dicen.

¿CÓMO FRENAR LOS ATAQUES?
Una buena medida para frenar la escalada de casos sería colocar monitores o cuidadores en los lugares de riesgo, aquellos en los que los agresores se aprovechan de la ausencia de adultos. Como tratamiento de urgencia se debe separar a la víctima de su agresor. En todos los casos que he tratado se ha ido del colegio la víctima, no el agresor, cuando debe ser él quien salga de ahí. Los centros escolares deben ejercer una respuesta más dura y presentar a los agresores las consecuencias de sus acciones.

¿CÓMO SUPERAR EL 'BULLYING'?
Los pequeños, tanto agredido como agresor, deben acudir a psicólogos para superar sus traumas. A los primeros se les enseñarán habilidades sociales, rebajando su ira y su sentimiento de culpa y a los segundos se les mostrarán los beneficios derivados de su cambio de actitud.

Si en algo coinciden los expertos es en la influencia negativa de la televisión en los pequeños. En los últimos años han proliferado series, como 'Los Serrano', en las que los protagonistas infantiles son unos predelincuentes, acosan a sus compañeros, se ríen de ellos y de sus profesores y engañan a sus padres. La representación de la familia que se ve en televisión es muy negativa, entonces en comparación con lo que pueden hacer sus hijos, los padres creen que no es tan graveLa televisión es un moldeador social y está permitiendo la agresividad como resolución de conflictos, cuando no hay ninguna justificación para permitir la violenciaLos profesores, como educadores y junto a los padres, deben comprometerse para superar este problema. En los colegios todavía se invierte más en ordenadores que en psicólogos. Faltan profesionales que aporten la educación emocional a los alumnos.

Ni una víctima más. Ni un niñ@ menos.



Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga especialista en Psicología Clínica
Directora de CIPSA

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