Uno de los puntos en común que encontramos en consulta cuando se trata de casos de ansiedad o depresión es el descuido o abandono del ocio personal. Como es comprensible, la persona se encuentra en una situación dolorosa y no tiene el estado de ánimo adecuado para poder mantener sus aficiones o intereses de tiempo libre. El sentimiento de desilusión mata toda iniciativa. Resulta curioso que siempre suele ser el primer pilar que tiramos cuando nos encontramos mal anímicamente. Incluso parece que nos llegamos a sentir culpables si continuamos con nuestras aficiones.
Si lo pensamos bien, se trata de una completa contradicción. Si
nuestras aficiones nos hacen sentir bien, ¿por qué dejamos de hacerlas? ¿No
sería buena idea usar aquello que nos trae felicidad para combatir esa pena o
angustia que nos domina? Ante esta situación, muchos pacientes nos comentan que
“no tienen ganas” o les “cuesta arrancar”. A veces las ganas hay que
fabricarlas, nada empieza si no se empieza. Lo mejor que tiene cualquier
afición es que no es una obligación, yo la empiezo y la termino cuando YO
QUIERO.
Nuestro consejo siempre es hazlo.
Si ves que te cuesta, que no logra el propósito de distraerte o hacerte sentir
mejor puedes dejarlo cuando quieras. Pero nunca dejes de comenzarlo de nuevo
cada vez que tengas un rato. No te rindas, seguro que finalmente recuperas ese
disfrute.
Y si no tienes aficiones, busca. Siempre son una buena idea. Párate un
rato a pensar qué cosas te gustan o simplemente te llaman la atención y bucea
en ellas. Recopila información y elige. Y no tienen porqué ser cosas muy
espectaculares, movidas o arriesgadas.
Cualquier cosa, por sencilla que parezca, si nos distrae y nos llena nos
sirve. El coleccionismo, las manualidades… no hace falta tampoco grandes
presupuestos.
Así que, ¡pásatelo bien!
Constanza Reyero
Psicóloga clínica, Experta en Salud Sexual y Terapeuta de Conducta de CIPSA
Psicóloga clínica, Experta en Salud Sexual y Terapeuta de Conducta de CIPSA
No hay comentarios:
Publicar un comentario