A estas alturas, es imposible olvidarnos por un solo instante de que estamos en crisis. Pero, por si alguien lo olvida, nos lo están recordando constantemente los medios de comunicación a través de infinitas páginas de periódicos y revistas, inagotables tiempos en televisión y en radio, intervenciones de los políticos y publicidad que intenta vendernos productos muy buenos y más baratos para soportar la crisis. Al final, acaba siendo imposible no sentirnos afectados en mayor o menor medida. Este es un sentimiento que genera inseguridad, malestar, desconfianza y preocupación, miedos, dudas y obsesiones. Es pues una de las sensaciones que peor resiste o tolera el ser humano y puede acabar generando, si es demasiado duradera, problemas físicos y psicológicos como insomnio, trastornos en la alimentación, irritabilidad, trastornos psicosomáticos, depresión y sobre todo ansiedad y estrés. En los últimos meses, las consultas por ansiedad y estrés en la atención primaria, han aumentado en algunas comunidades autónomas hasta un 12%. Pero atención, no hablamos solo de pacientes. Casi la mitad de los médicos a los que visitamos en la atención primaria ya sufre algún grado de estrés laboral.
La incertidumbre que produce la crisis es un generador de estrés y ansiedad incluso en las personas que mantienen su trabajo: “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar” dice el refrán y es muy difícil abstraerse de la lista de datos con que nos obsequian cada día los poderes mediáticos: el gasto navideño ha decaído por primera vez en dos lustros, la tasa de paro es cada vez mayor y bate récords históricos y territoriales, los bancos caen como moscas y no pueden conceder créditos hipotecarios, los comedores y servicios de beneficencia no dan abasto, los trabajos que hasta ahora eran realizados por personal que inmigró a nuestro país ahora es demandado por los nativos españoles y los inmigrantes españoles o no, legales o ilegales, están empezando a regresar a sus países de origen al no poder trabajar y pagar la hipoteca que tal “fácilmente” les había otorgado el banco hacía tan solo unos meses. ¡¿Cómo es que los bancos y el Estado, incluso la Unión, no se dieron cuenta de que la venta de pintalabios rojos (aspecto que históricamente se asocia al consumo cuando llega una crisis económica) había aumentado más de un 25% a mediados del 2008?!
Esta
información sobre una situación de inseguridad, recibida de forma excesiva y
continua facilita emociones que afectan
al bienestar psicológico del ser humano en general y en especial al de las personas sensibles a
padecer inestabilidad emocional. Pero además, junto a una noticia del cierre de
comercios y PYMES nos dan otras noticias
sobre la venta de yates de lujo o las joyas más perfectas. Y aquí aparecen
sentimientos diferentes a la incertidumbre, ansiedad, estrés y depresión, aquí
surgen la rabia y la indignación contra las personas que no están en crisis
económica, y se buscan culpables. En
lugar de preguntarse constantemente por qué ha sucedido, no dejar de lamentarse
por ello, buscar a los culpables o angustiarse preguntándose cuándo va a
finalizar recomiendo que empecemos a buscar soluciones que estén a nuestro
alcance.
Puntos clave para
superar situaciones críticas
1. Aumentar
la motivación y evitar el dramatismo.
La mente no entiende de crisis económicas, sólo
reacciona con angustia a pensamientos negativos. Del mismo modo, responde con
motivación a estímulos positivos. Por tanto, se deberá pensar en objetivos a
corto plazo para salir adelante y poder actuar con celeridad e incrementar la
satisfacción personal. Es la manera de afrontar el problema de forma
productiva.
2. Aceptar la
situación
Hay que comprender que sufrir algunos síntomas relacionados
con la ansiedad y el estrés es normal, aunque si prevalecen y merman de manera
clara la salud, manifestándose con insomnio, ataques de pánico, pérdida
significativa de peso, sentimientos de desesperación, tristeza, rabia y
hostilidad hacia los demás, se deberá recurrir a un profesional para que estos
no se apoderen de la situación y surja un cuadro depresivo o un trastorno por
ansiedad.
3. Centrarse en la
situación personal
Aunque resulte difícil encontrar la parte positiva de
situaciones límite, como puede ser una crisis económica, cada persona y familia
debe esforzarse por revertir ese momento dramático motivado por una situación
de desempleo, de impagos... Lo más importante es no perder o recuperar la situación
de control que se ha perdido. De esta manera, aumentan las posibilidades de que
la tensión se mitigue o desaparezca. Para ello es determinante mantener una
actitud práctica y activa y apoyarse en las personas más allegadas, así como
desarrollar actividades diarias en forma de obligaciones que sustituyan una
jornada laboral. Es así como se evitará que la persona se encierre en sí misma,
ya que la inactividad y el aislamiento sólo sirven para empeorar el estado de
ánimo
4. Ser realista
Después de haber concedido un margen
de tiempo para la asimilación es importante no caer en la desesperación
y poner en marcha soluciones realistas. Con ello se evitará que la mente caiga
en un negativismo que merme las energías para salir del problema. Si se enfoca
la mente a las alternativas posibles se conseguirá pensar de forma productiva
para actuar con decisión, lo que hará las funciones de antidepresivo y
ansiolítico y permitirá ver más allá del problema actual.
5. Pensar en un plan
alternativo
Otra de las medidas que contribuyen a evitar o
superar estados de ánimo negativo es la activación de la imaginación para estructurar
un plan de alternativas y objetivos que, en ocasiones, se pueden
acompañar de la asesoría de profesionales de la gestión económica y, por qué no,
de la salud mental, para determinar las opciones reales con firmeza y
motivación. La constancia y fidelidad al plan elaborado en tiempos difíciles
garantiza que no se caiga en un malestar emocional que perjudique no sólo la
salud sino las posibilidades de remontar la situación.
6. Posponer algunos
proyectos
Otra forma de levantar el ánimo es percibir el problema
como algo caduco, ya que ninguna crisis económica ha sido perpetua.
Forma parte de un ciclo normal que se va repitiendo y que garantiza que en un
tiempo no muy lejano se recuperará el orden. Si se actúa según el plan
organizado de acuerdo a las prioridades de cada persona o familia, se tolerarán mejor las dificultades que
surjan.
7. Aumentar otros
valores no económicos
Dado que a la mente le sienta bien tener objetivos
que cumplir a diario, es fundamental programar una agenda que incluya
diferentes actividades. Una opción es destinar más tiempo a lo que antes no se
podía atender por estar demasiado ocupado, como los hijos y la familia en general,
las amistades e, incluso, aquellas labores que puedan resultar placenteras,
como el deporte o la lectura. También puede ser la oportunidad para realizar
algún curso que permita reciclarse laboralmente y aprovechar el tiempo para
encontrar un trabajo mejor del que se disponía.
De esta manera, la pérdida de lo material y
económico puede abrir la puerta a lo humano. Es importante sentir que durante
una situación difícil se está cerca de los demás y que se cuenta con su apoyo:
se genera sentimiento de grupo y, por tanto, se hace más llevadero el problema.
Además, es una forma de aumentar el nivel de energía con el que afrontar las
dificultades a través de una mentalidad más positiva, alejada de sentimientos
negativos.
Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga Especialista en Psicología Clínica.
Directora de CIPSA
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